Cuando se acaban las clases y el verano se asoma a la vida familiar, los hogares en los que hay niños se enfrentan a dos meses intensos de convivencia familiar. En el mejor de los casos, los padres pueden compartir sus vacaciones con las de sus hijos, pero también los hay que no descansan en estas fechas y tienen que recurrir a familiares, campamentos o clases para ocupar el tiempo de sus pequeños. El psicólogo, maestro, pedagogo e inspector de la Delegación Provincial de Educación de la Junta de Andalucía Javier Madrid nos da una pauta: en verano los niños también deben tener rutinas, aunque en clave más lúdica.

¿Cómo deben los padres enfrentarse a las vacaciones estivales de sus hijos?

El verano es un tiempo distinto, de reencuentro con la familia y con el descanso, pero es bueno que se sigan trabajando hábitos que enriquezcan a los niños, que contribuyan a la adquisición de competencias. Hay que dejar un tiempo para la ruptura de la rutina y el relax, pero enseguida volver a entrar en rutinas.

¿Cuánto tiempo de relax se les debe dejar?

Con un par de semanas o tres es suficiente. Además, enseguida lo van a demandar ellos, sobre todo los más pequeños. En esta época hay que romper las rutinas diarias a las que están sometidos los chavales y cambiarlas por otras complementarias, porque las competencias las adquieren a través de rutinas y sin ellas no tendríamos aprendizaje. Además, éstas tienen que estar adaptadas a su realidad, a su edad o a si tienen que recuperar alguna materia para septiembre.

¿Qué tipo de actividades recomienda para el verano?

La época estival es un espacio de encuentro para completar cosas que en el curso no han podido hacer, como cantar, pintar, hacer cursos de natación, apuntarlos a campamentos de verano o relacionarse con la familia. Los más pequeños, entre los cuatro y los siete años, aprenden jugando y hay que intentar que jueguen y que los elementos de juego les ayuden a desarrollar el coco.

¿Los libros con tareas son recomendables para reforzar las competencias adquiridas?

Tienen que aportar algo distinto, porque si ofrecen lo mismo que durante el curso no les dan la opción de enriquecerse y se aburren. Asimismo, las academias son recomendables si ofrecen las actividades de forma diferente y, además, tienen que ayudar a conseguir hábitos que no se han conseguido hasta ahora.

¿La lectura debe formar parte de sus rutinas veraniegas?

Es bueno ir trabajando con los niños para que adquieran el hábito lector. Para potenciarlo, sería recomendable que por la mañana, después de levantarse leyeran algo. Otro buen momento para la lectura podría ser después de la comida, a la hora de la siesta, cuando no pueden salir fuera por el calor. Lo ideal sería que fuese algo que el niño pidiese y no lo viera como un castigo.

¿La sobrecarga de tareas puede perjudicar a los niños?

Las actividades del verano no tienen que ser la continuación del estrés que tienen durante el curso, pero necesitan tener algo organizado para que no se aburran. Si han ido bien durante el curso y han ido superando las evaluaciones hay que ofrecerles alternativas distintas. En el caso de los alumnos de Secundaria, si tienen alguna materia que recuperar, es fundamental que después del periodo de descanso sigan un plan de trabajo serio.

¿Qué opinión le merece el uso de la televisión o internet para ocupar el tiempo libre?

En los últimos tiempos, los chavales no ven más la tele que antes porque hay pocas actividades televisivas que puedan ver. A pesar de ello, el consumo televisivo tiene que estar controlado, y es importante que nunca estén solos para que los padres les ayuden a interpretar lo que ven. Por otro lado, sí dedican más tiempo a las redes sociales, y los expertos recomiendan que si tienen ordenador o teléfono móvil con conexión a Internet su uso esté controlado. Además, hay que evitar que el ordenador esté en el cuarto del niño porque no pueden ir por la selva de internet caminando solos.

¿Y qué opina de las videoconsolas?

No digo no a las videoconsolas, porque algunas, como la Wii, tienen actividades diversas que permiten tanto jugar en familia como desarrollar destrezas manuales. Aunque, como ocurre con todo, el uso abusivo es malo. Tiene que tener un equilibrio normal.

Cuando llega el mes de septiembre, ¿es bueno ir acostumbrando a los niños de cara a la llegada del nuevo curso?

A partir del 1 de septiembre sería positivo que pasásemos a una preconcentración de lo que va a ser lo cotidiano. Del 1 al 10 de septiembre, día en que comienzan las clases, sería recomendable que empiecen a acostarse un poco antes e, incluso, irse levantando en un horario cercano al del comienzo de las clases.

¿El verano es buen momento para acostumbrarles a que ayuden en casa?

Es fundamental. Tienen que tener en cuenta que la casa es un equipo y que todos los miembros tienen que contribuir. Ordenar la habitación, hacer la cama, ayudar en la cocina... Todo muy positivo.

¿Los padres deben formar parte de las actividades veraniegas de sus hijos?

Tenemos que involucrarnos porque a través de esa relación obtenemos mucha información de nuestros niños.