Conocieron los problemas reales que sufrían en otros países cuando empezaron a recibir la llegada masiva de inmigrantes a sus oficinas en Málaga. Fue a través del contacto diario con estas personas cuando entraron en contacto con una realidad muy distinta a la española, pero no demasiado lejana. Desde entonces hasta ahora, uno de los principales objetivos de Prodiversa es dotar a las comunidades internacionales menos avanzadas de las herramientas necesarias para su desarrollo económico, social y cultural.

Además de la labor social que realizan en Málaga, la actuación de Prodiversa va mucho más allá de las fronteras españolas. Actualmente, mantienen tres procesos de desarrollo abiertos en Marruecos, Haití y República Dominicana, donde velan por miles de ciudadanos en riesgo de exclusión social. Es quizás en el país vecino donde esta Organización No Gubernamental actúa con mayor intensidad desde hace casi una década.

Este proyecto que se realiza en la zona norte, entre las provincias de Chefchaouen y Tetuán, abarca a miles de personas con escasos recursos que carecían de la formación suficiente para progresar. Esta actuación se centra especialmente en la alfabetización de las niñas y mujeres de la zona para mejorar su situación económica familiar y fomentar su independencia.

Además, también se han llevado a cabo otros planes centrados en potenciar la agricultura y ganadería local, centrada especialmente en el ganado caprino. «Cuando llegamos a una provincia, vamos con una idea predeterminada que cambia según las necesidades reales de los habitantes y de sus propios deseos», explica el presidente de Prodiversa, Juan Carlos Espejo.

Además de responder a las peticiones de los propias personas a las que ayudan, tratan en la manera de lo posible de ayudarles a desarrollarse económicamente a través de proyectos asequibles. En esta zona marroquí, por ejemplo, llevan a cabo talleres de turismo rural y algunas nociones de marketing que les sirven para crear sus pequeñas empresas. «Ellos acondicionan sus casas para recibir a turistas y les dotamos de algunas nociones básicas de atención a huéspedes».

«Parecen tonterías, pero con estos pequeños gestos es como se consigue que una comunidad salga adelante», explica Espejo. Una de las principales características que buscan desde la ONG es mantener el carácter asociativo y fomentar la participación de los habitantes en asambleas para debatir los asuntos que preocupan a las familias. «Es en estas reuniones donde ellos se sienten cómodos y eso nos ayuda a detectar sus problemas».

Además de este proyecto en Marruecos, el área de Cooperación Internacional de Prodiversa dedica también todos sus esfuerzos a la comunidad haitiana. El país, que ya recibía ayuda por parte de esta ONG antes del terremoto de 2010, necesita ahora más que nunca de una estructura organizativa y de unas pautas para subsistir. «En Haití no podemos hablar de desarrollo ni de progresión, tenemos que empezar por lo elemental, que es sobrevivir», según el presidente.

En este país las necesidades son mucho más urgentes que la educación y se fundamentan en aspectos tan básicos del día a día como la salubridad del entorno o la prevención de infecciones que pueden resultar mortales. A todo ello, hay que sumar la necesidad de atención psicológica de la mayoría de los haitianos. «No podemos olvidarnos de que uno de los principales problemas de la sociedad es que casi todos han perdido a algún familiar y comunidades enteras de vecinos han quedado desoladas».

En este área, el pasado año consiguieron poner en funcionamiento un proyecto basado en el apoyo sanitario a familias desplazadas por el terremoto, así como a familias campesinas en la comunidad rural de Balan (Haití). Un proyecto que se emprendió gracias además a la financiación del Ayuntamiento de Málaga.

Además de éste, también propusieron un nuevo plan en 2011 centrado en mejorar la calidad de vida de la población de Batey (República Dominicana). Este proyecto está aun abierto y pendiente de comenzar a ser ejecutado. En esta zona en concreto, detectaron que era necesario potenciar la agricultura local a través del cultivo del banano y promover la seguridad alimentaria. Con ello consiguen cosechas de productos ecológicos, que además de no perjudicar al entorno, son demandadas por países como Alemania, lo que permite el enriquecimiento de estas familias.

Para continuar con su labor, Prodiversa se vale de sus socios y de la financiación política, pero especialmente de la buena gestión de los proyectos y de la colaboración con las asociaciones locales con las que trabajan mano a mano para conseguir un mundo menos injusto.

Haití, República Dominicana y Marruecos Tres mundos muy diferentes Prodiversa puede permitirse en zonas como Marruecos o República Dominicana poner en marcha proyectos de educación o mejora de la sanidad para continuar con planes de fomento de la economía local. Lamentablemente, en Haití la situación deja de ser preocupante para ser «sangrante», como explica el presidente de la asociación, Juan Carlos Espejo. «No hay tiempo, las condiciones en Puerto Príncipe son extremas».