Una buena alimentación es la base de una buena salud. Las prisas, la comida rápida y el pasar más tiempo fuera de casa hacen que comamos peor que antaño, lo que se traduce en una debilitación de nuestra salud e, incluso, en que en nuestra sociedad aumenten enfermedades como la obesidad o el colesterol. El doctor Francisco Tinahones nos explica cómo evitarlo.

¿Cómo nos alimentamos los malagueños?

Para definir si una población se alimenta bien o no hay que ver su estado de salud. Una alimentación saludable protege de ciertas enfermedades como la hipertensión, la diabetes y las alteraciones en los lípidos. Los resultados son malos en Málaga, Andalucía y España. A nivel nacional, la prevalencia de la diabetes es del 14 por ciento, y en Andalucía es incluso superior a la media. En cuanto a la hipertensión y la alteración en los lípidos, las prevalencias también son importantes, incluso de los mapas de mortalidad en general y cardiovascular en particular, porque ambas llevan a problemas como infartos o accidentes cardiovasculares. Además, Málaga también tiene los niveles medio-altos de mortalidad cardiovascular.

¿La dieta mediterránea se está perdiendo?

La creencia de que en la cuenca mediterránea se hacía una dieta saludable hay que olvidarla, porque la dieta mediterránea ha desaparecido. Ahora en Málaga se come muy parecido a como se hace en ciudades como Londres o a otras poblaciones europeas, con la pequeña excepción de que existe un mayor consumo de pescado.

¿La sociedad española es cada vez más obesa?

La obesidad es uno de los problemas sanitarios más importantes, y hay que tomar medidas porque más de la mitad de la población española tiene sobrepeso o es obesa (tiene un índice de masa corporal superior a 30). En el caso de Andalucía, el número de personas con sobrepeso u obesidad es superior a la media.

¿Qué podemos hacer para combatirla?

Hace falta dar información a la población sobre cómo llevar una alimentación saludable. Cuando un paciente se sienta en la consulta, un porcentaje alto sabe lo que es saludable, y cuando se le pregunta por qué no lo consume se introducen variables como el precio, porque, en general, los productos más saludables tienen un coste más alto que los que tienen calorías vacías (los que tienen poco interés nutricional). Otra de las variables es el tiempo, que nos somete a que el almuerzo se haga lo más rápido posible porque hay que volver a incorporarse al trabajo, y eso dificulta el comer alimentos más saludables. También influye el paladar. Es importante introducir frutas y verduras en la alimentación de los niños desde pequeños, para que se adecúe su paladar. Es más sabrosa la grasa que las proteínas vegetales, pero si educamos el paladar desde etapas tempranas, la ingesta de esos alimentos también será placentera.

¿El sabor de los alimentos nos ayuda a saciarnos?

Hemos hecho un estudio con la Universidad de Barcelona donde estamos viendo que los obesos tienen más dificultad para distinguir los sabores, lo que hace que se sacien después que el que tiene educado su paladar con una mayor gama de sabores. Además, los sujetos obesos también tienen menos capacidad para distinguir los olores (también responsables de enviar señales al cerebro de saciedad).

¿En la población infantil también hay altos índices de obesidad?

La mayoría de aproximaciones la sitúan por encima del 15 ó el 20 por ciento, cifras alarmantes porque en esas etapas hace 30 años la obesidad era una excepción. Ahora, uno de cada cuatro niños tiene obesidad o sobrepeso.

¿Cómo pueden los padres detectar que su hijo corre el riesgo de ser obeso?

En las consultas de pediatría, en los últimos diez años se preguntaba más por niños que comían poco que por los que comían demasiado. En el imaginario de nuestra sociedad tenemos asumido que en etapas iniciales el sobrepeso es un signo de salud, y los padres se alarmaban si un niño es delgado, y no si tenía sobrepeso. Eso está empezando a cambiar. Cuando se detecta exceso de peso es importante tomar medidas correctoras. No deben ser medidas estrictas porque es muy difícil, pero sí hay que hacer cambios. Los cambios en etapas precoces hacen que no se avance al otro estudio, el de la obesidad, donde sí haría falta una dieta más estricta.

¿Y cómo se reeduca a un niño para que se alimente bien?

Cuando los niños son obesos y se les pone a dieta, son muy poco adherentes a ésta porque el niño no lo vive como un problema. Por ello, es necesario actuar cuando hay sobrepeso, haciendo cambios puntales como el sustituir las bebidas gaseosas por agua o bebidas light, introducir la ingesta de fruta a media mañana y cambiar la merienda también por fruta.

¿El acelerado ritmo de vida que llevamos hoy en día ha afectado a nuestra forma de alimentarnos?

Se ha perdido la tradición culinaria que implicaba el consumo de productos elaborados de forma artesanal. Es más fácil y más rápido meter una pizza en el horno que elaborar judías o lentejas. Las legumbres eran una de las características de la dieta mediterránea, y su consumo ha bajado de manera importante.

¿El sedentarismo es un problema de nuestra sociedad?

Nuestro estilo de vida ha cambiado de forma muy importante en los últimos 30 años. Se ha reducido el grado de actividad física por la facilidad de moverse a través de los medios de locomoción. Además, se opta más por juegos mentales y digitales que por los que implican actividad física. Eso contribuye al aumento de la obesidad y a que aparezcan enfermedades ligadas a ella. Si una persona es obesa, la actividad deportiva sería necesaria para mejorar el resto de patologías.

¿Qué trastornos alimenticios son los más frecuentes en la actualidad?

Es frecuente el trastorno por atracón, que tiene mucho que ver con el estrés que nos acompaña. Suele darse en personas que tienen un alto grado de angustia y que, aparentemente, sobrellevan bien el estrés. La ansiedad aparece cuando llegan a casa y lo pagan con la comida. El aumento de la ingesta suele ocurrir casi siempre durante la cena o antes de acostarse, y puede provocar un aumento de peso.

¿Los niveles de colesterol también se ven afectados por nuestra alimentación?

Salvo en los casos en que aparece por un problema genético, que supone un porcentaje muy pequeño, el aumento del colesterol y también de los triglicéridos tiene que ver con la alimentación. El estilo de vida fomenta que suba. Para atacarlo es necesario reducir el consumo de grasas y en muchos casos tiene que recurrir a fármacos.

¿Hay alimentos cuya ingesta ayude realmente a prevenir el cáncer?

Los alimentos vegetales, la fruta y los que son ricos en fibra protegen al organismo de los tumores gastrointestinales. Por otro lado, en el momento actual, hay una tendencia, sobre todo en el terreno de la investigación, de la capacidad antioxidante que tienen los alimentos. El estrés de la vida cotidiana aumenta la oxidación del cuerpo, también las grasas, y eso está relacionado con enfermedades como el cáncer. Los antioxidantes, además de estar dentro del cuerpo, también los cogemos de los alimentos, y hay muchos muy ricos en ellos. Se le está dando más importancia a los polifenoles, presentes en las frutas del bosque, el brócoli, la naranja o la manzana. En definitiva, en los alimentos con un color fuerte, que tienen una alta capacidad antioxidante. Actualmente, hay cierta evidencia de que los productos ricos en antioxidantes son buenos para la salud, pero de ahí a decir que previenen el cáncer hay un paso.

¿Es cierto que un consumo moderado de vino o cerveza puede ser beneficioso para la salud?

Tanto el vino tinto como la cerveza tienen antioxidantes, y en cantidades moderadas puede tener un efecto beneficioso. Un consumo moderado es dos copas de vino o dos cervezas al día para el hombre y una copa de tinto o una cerveza y media para la mujer. El vino tinto también mejora nuestra microflora intestinal, la repone. Pero es necesario que el consumo sea moderado porque el alcohol es un peligro importante, ya que es la principal causa de accidentes de tráfico y también de patologías hepáticas. La población puede pensar que si dos copas son buenas, ocho lo serán más, pero el efecto saludable desaparece cuando se supera esa cantidad.