Decía Aristóteles que la inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino en la destreza de aplicarlo en la práctica. Y esa práctica, cuando hablamos de una ciudad y de su inteligencia consiste en hacerla más habitable, más eficiente, que persiguen, en definitiva, hacer felices a sus ciudadanos.

Esa es la apuesta de Málaga que se sitúa como la ciudad española más inteligente por su grado de implantación tecnológica, según el ranking de ciudades inteligentes elaborado por la consultora IDC, el cual ha examinado a las 44 urbes españolas con más de 150.000 habitantes. Málaga es hoy por hoy la urbe que marca el paso en la Red Española`pañola de Ciudades Inteligentes.

La ciudad ocupa el primer puesto por haber obtenido una puntuación alta en dos Dimensiones de Inteligencia: Energía y Medio Ambiente Inteligentes y Servicios Inteligentes. Los buenos resultados logrados en Energía y Medio Ambiente Inteligentes vienen avalados por la coeficiencia a través de su proyecto Smart City Málaga, donde la ciudad es pionera.

En lo relativo a los ámbitos de la energía y del medio ambiente, el objetivo de la ciudad es obtener un ahorro energético del 20% tras la adopción de las siguientes medidas: conseguir una integración óptima de las fuentes de energía renovables en la red eléctrica o acercar la generación al consumo a través del establecimiento de nuevos modelos de gestión de la microgeneración eléctrica.

El proyecto Smart City, impulsado por Endesa y destinado a crear una ciudad ecoeficiente, que se lleva a cabo en la capital o al proyecto Smart Community System, impulsado por el Gobierno japonés con la participación de empresas niponas y españolas, a través del cual se unos 200 vehículos eléctricos empezarán a circular por la ciudad de Málaga a partir de principios de 2012.

El gigante azul

El ideario de ciudad inteligente ha recibido este año un gran espaldarazo cuando la Fundación IBM eligió a a Málaga entre una de las 33 ciudades del mundo a que otorgará durante 2012 ayudas económicas dentro del programa Smarter Cities Challenge.

Así, esta iniciativa proporciona a las ciudades elegidas, además de ayudas por más de 300.000 euros, un acceso directo a la experiencia tecnológica de los profesionales del gigante azul, quienes analizan las oportunidades y los retos que hoy día afronta cada una de las urbes seleccionadas.

Hasta la capital se desplazó el presidente de la Fundación IBM, Stanley S. Litow, que aseguró que sin duda Málaga, con todos los componentes con los que cuenta en la actualidad, puede llegar a ser el Silicon Valley europeo. «Málaga tiene la energía, la creatividad y la emoción para convertirse en una ciudad inteligente», dijo.

En un primer avance la empresa IBM ha aconsejado a Málaga que desarrolle una única marca para vender su proyecto en todo el mundo, dentro de sus propuestas para generar una economía sostenible y mejorar la competitividad de la ciudad en los próximos tres años.

Los expertos han concluido que hay dispersión en el tratamiento de la marca, y que hay una cultura emprendedora muy limitada al respecto, lo que presenta importantes oportunidades de expansión de cara al futuro.

Málaga cuenta con una base muy potente sobre la que construir, como los esfuerzos realizados en industrias como el turismo, la energía o las infraestructuras, así como el potencial de su cultura y estilo de vida, según los primeros informes de IBM.

Ir de la mano de la iniciativa privada

La crisis ha obligado a Málaga y otras ciudades a confiar estos proyectos a las empresas privadas que ven en la «inteligencia» de las ciudades» un filón económico a explotar. Por eso Málaga trabaja ya de la mano de Endesa, o de IBM en estas tareas. El alcalde, Francisco de la Torre concibe el proyecto de smart city (ciudad inteligente) como «una inversión», más que «como un gasto» y aspira a disminuir las emisiones de CO2 y rebajar en más de un 20% el consumo energético con el uso de las energías renovables.

Es consciente de que hay menos dinero, pero asegura que Málaga seguirá apoyando su estrategia de una ciudad vanguardia en TIC (Tecnología de la Información y la Comunicaciñon) y ello requiere más colaboración privada.