«El miedo y atolondro de los franceses fue terrible», confesaba el doctor José Mendoza, el médico malagueño que contó toda la invasión francesa en su diario, recuperado y publicado en 2003 por el académico Manuel Olmedo.

El doctor hace mención al mes de julio de hace dos siglos, cuando el general español Francisco Ballesteros logró entrar en la Málaga ocupada por los franceses, una incursión esperanzadora porque un mes más tarde, el 27 de agosto de 1812, los soldados de Napoleón dejarían Málaga para siempre después de casi 30 meses de ocupación.

Las asociaciones histórico culturales Torrijos 1831 y Teodoro Reding movilizaron a sus tropas el pasado 14 de julio en la explanada de Santo Domingo para conmemorar la entrada de Ballesteros en Málaga, un hecho que provocó, días antes, la salida de innumerables afrancesados de la ciudad, en un convoy escoltado por 300 jinetes rumbo a Antequera, así como el repliegue de los soldados franceses en el Castillo de Gibralfaro.

Fue el comienzo del fin para los soldados de Napoleón, que llevaban ocupando Málaga desde el 5 de febrero de 1810.

Las dos asociaciones desplegaron a sus respectivas tropas que recordaron a las de la época: la Torrijos 1831 al Regimiento de Infantería de Línea Fijo de Málaga y la Teodoro Reding a la Compañía Fixa de la Real Artillería de Málaga, acompañada de un cañón. La elección del lugar, la explanada de San Domingo, estaba justificada porque fue este el sitio en el que a las 9 de la noche del 13 de julio de 1812 comenzó el ataque de las fuerzas de Ballesteros, que iniciaron su ofensiva frente al viejo puente de madera sobre el Guadalmedina, defendido por la 58ª de Infantería francesa. Los soldados napoleónicos se retiraron a Gibralfaro y otras fuerzas lograron entrar por Puerta Nueva y llegar hasta la calle Granada.

En la recreación de 2012, la Compañía Fixa de la Real Artillería de Málaga hizo varias descargas acompañadas por el redoble del tambor. Jon Valera, presidente de la asociación Teodoro Reding, explicó al público la ofensiva del general Ballesteros en ese verano de hace justo dos siglos, mientras que Esteban Alcántara, secretario de Torrijos 1831, revivió la entrada de las tropas españolas en Málaga.

Tambores y descarga de fusiles también en el Puente de los Alemanes (a falta del puente de madera) en recuerdo de los combates del 13 y 14 de julio. Un acto que además contó con las palabras de Ricardo del Pino, que evocó a las víctimas de la primera invasión francesa, así como con la asistencia de los concejales de IU, Pedro Moreno Brenes y el PSOE, Manuel Hurtado, cerrando el acto el doctor en Historia Pedro Pérez Frías.

«Los españoles fueron obsequiados en todas partes por el vecindario y se comportaron con mucho orden, saqueando sólo las casas de algunos afrancesados», contaba el doctor Mendoza, quien señalaba que tras varias escaramuzas, «los franceses, en venganza, saquearon por los patios todas las casas de la calle de la Victoria que pegan al monte».

Al saber que el general francés Levan se aproximaba a Málaga, Ballesteros dejó la ciudad, llevándose trigo, vino y armas donadas por los malagueños, que tendrían que soportar sólo unas semanas más a los franceses.

Este sábado, las dos asociaciones se sumarán a las 13 horas, en la plaza de la Constitución, al V homenaje al general Teodoro Reding, en el bicentenario del fin de la ocupación francesa y recordarán con una placa el primer Ayuntamiento constitucional.