­La presencia de nitratos derivados de pesticidas, como ocurre en Villanueva de Tapia, o problemas que parten de fugas y otras deficiencias en las redes de tuberías, como en muchas otras localidades del interior de la provincia, son aún una amenaza para miles de familias malagueñas que piensan cada vez que abren el grifo en lo duro que puede ser el verano en un año tan seco como el actual. El problema es estructural en pedanías de términos que paradójicamente no están ni mucho menos alejados de algunos de los mayores pantanos de la provincia: La Viñuela o Valle de Abdalajís.

Problemas en plena Serranía

En estos dos últimos municipios se han producido movilizaciones. El PP pedido al Ayuntamiento del pueblo axárquico a que mejore el abastecimiento a Los Romanes y otros enclaves, mientras que en el segundo caso se han iniciado hace unos días encierros y hasta huelgas de hambre protagonizadas por las propias familias afectadas. En total son 12 los términos municipales donde, con ayuda de la Diputación de Málaga, se analiza en estas fechas cuáles son los proyectos a desarrollar, de forma que no se vuelvan a vivir estampas como las que se han vivido durante los últimos diez meses en enclaves como Benaoján o Montejaque, donde los camiones cuba fueron la vía de escape ante la contaminación del pozo común que les brinda el suministro.

Son los términos con un estado más dramático, pero si atendemos a las mejoras puestas en marcha durante los últimos meses en otros rincones, la lista se eleva a una veintena de ayuntamientos: uno de cada cinco de los existentes en la provincia. No se libran de las deficiencias ni enclaves próximos al litoral que multiplican su población de forma extraordinaria en verano. Benahavís sostiene que hasta un tercio del total del agua se escapa a través de sus canalizaciones. Este problema, la falta de presión por bajo caudal, también afecta tanto a Fuente de Piedra como a Totalán.

Y similares consecuencias acarrea que los motores de bombeo estén anticuados o no puedan responder a las necesidades actuales, como ocurre en Benarrabá, Casabermeja, Colmenar, Jubrique o Yunquera.

El pasado mes de octubre, los municipios serranos de Benaoján y Montejaque encendieron la voz de alarma, al quedarse sin suministro después de que la Consejería de Salud enviara un informe advirtiendo de la contaminación del pozo de abastecimiento que comparten. Después de distintos cruces de acusaciones, análisis de agua del propio pozo y de ser necesaria la intervención de cuerpos de seguridad como la Legión, la situación se encuentra «estabilizada y en consumo se ha normalizado». El problema causó pérdidas para el turismo de la zona, pero además afectó a otros sectores productivos, como las fábricas de chacinas que se emplazan en esta zona de la Serranía de Ronda.

Francisco Gómez, alcalde de Benaoján, ha manifestado a este periódico que después de aproximadamente nueve meses «todo está normalizado y no ha vuelto a repetirse ninguna incidencia». Por su parte, el alcalde de Montejaque, Diego Sánchez, explica que todo se ha resuelto y, una vez recuperada la normalidad, se está pendiente de nuevas infraestructuras y de remodelar el actual depósito de agua. «Ya existe una subvención que proviene de la Diputación para colocar un filtro en el depósito y realizar otras mejoras por un importe de 27.000 euros».

Sánchez señala que con estas reformas «el pueblo tendrá una reserva de agua para tres o cuatro días» y además «se verán reducidos los problemas de suministro que puedan presentarse en la época estival». Y agrega que las distintas instituciones «deberían realizar los acuerdos y trámites correspondientes para que los pueblos no se queden sin agua potable bajo ninguna circunstancia».

Un objetivo que evitaría medidas de protesta dramáticas, como las ya apuntadas entre ciudadanos de Valle de Abdalajís que aspiran desde hace años a disponer de un canal de abastecimiento de agua potable en sus viviendas. En las manos de los dirigentes provinciales y autonómicos está ese pacto para garantizar algo tan básico.

Huelga de hambre para pedir agua potable en el Valle de Abdalajís

El pasado 10 de julio, una treintena de vecinos se encerró en el Ayuntamiento del Valle de Abdalajís para reclamar a la Junta de Andalucía, mediante una huelga hambre, que comience las obras necesarias para que 50 viviendas del entorno rural del pueblo puedan tener agua potable. Los vecinos de estas zonas llevan 10 años con la reclamación y ya se ha convertido en un símbolo de su lucha la burra Margarita, en la foto con los vecinos.