El Ayuntamiento de Málaga ha terminado por adjudicar varias casetas en la zona familiar del Real del Cortijo de Torres a empresas de hostelería que se han camuflado bajo el nombre de asociaciones culturales, y que no aparecen en ningún registro del Ayuntamiento ni de la Junta de Andalucía, para hacerse con estas concesiones gratuitas y explotar estos espacios durante la Feria.

El concejal de Cultura del Consistorio malagueño, Damián Caneda, explica que se ha tomado esta decisión para «evitar que las casetas se queden vacías». «Qué más da a quién concedamos las casetas si nos garantiza un espacio de calidad y cumple las normas», señala Caneda, que obvia, sin embargo, que según la ordenanza, estas casetas «serán adjudicadas a colectivos sociales, entidades de derecho público y asociaciones sin ánimo de lucro», entre las que no se encontrarían los bares.

Esta concesión, sin embargo, se reviste de legalidad sobre el papel, ya que se han adjudicado en una segunda resolución, tras haberse producido vacantes, a asociaciones como Noctámbulos Malagueños, Amigos del Liceo Flamenco, asociación cultural Amigos de la plaza de Uncibay, Amigos de la plaza Mitjana y la asociación cultural Málaga Centro, aunque detrás de ella estén empresarios de bares del copas del Centro, que buscan un lógico beneficio económico al montar la caseta, aunque Caneda considera que sólo es «teórico». «Parece que quien recibe una caseta le ha tocado la lotería, cuando no es así», se defiende Caneda, quien insiste en que cada día que pasa hay más entidades que renuncian a la concesión porque, debido a la crisis, no pueden montar la caseta. «Es complicado llenar tantos espacios», asegura.

El edil insiste, pese a lo que dice la ordenanza (BOPMA del 14 de junio de 2011, página 28), en que cualquier persona física o jurídica puede solicitar una adjudicación en la zona familiar y que el único requisito es cumplir las normas, es decir, disponer permanentemente de un espacio claramente delimitado con mesas y sillas, al menos la mitad de la superficie de la caseta; cumplir con los horarios, no cobrar entrada, no reservarse el derecho de admisión y adecuar el tipo y el volumen de la música que pinchen.

«Si estos empresarios han creado estas asociaciones es precisamente para que quede claro que quieren dar a estas casetas una connotación diferente a la del bar», explica Caneda. «A nosotros nos interesa que lo hagan», concluye.

El Ayuntamiento este año quería precisamente acabar con las conocidas discotecas en la zona familiar, de ahí que hubiera llegado a un acuerdo con Aehma para que los hosteleros se encargaran de las de la zona de la juventud. En estos casos, estos empresarios sí tienen que pagar una cantidad para explotar estos espacios, como recordó Concha Martínez, secretaria general de Aehma, que señala que fue el Ayuntamiento quien se puso en contacto con la asociación «para dignificar esta zona».

Este año, además, la Policía Local y el área de Cultura redoblarán los controles para que las casetas cumplan las normas y evitar que sean realquiladas.