Hace dieciséis años, en la gala de los campeonatos de esquí alpino de Sierra Nevada en Granada salía a la luz de manera oficial una voz. Un sello. Un estilo. Era el debut de una personalidad. Era la hija de Aurora y Enrique la que iba a arrancar. De Carbonell Y Morente no podía salir nada malo. Y así fue. Afloró algo muy bueno: Estrella. La nieta de Montoyita lleva la mayor parte de su vida dedicada a lo que en su casa es el oxígeno. A lo que mueve las cosas. Al origen. Al arte.

Conforme pasan los años contemplamos en ella lo que es impropio en la mayoría de los artistas. No hay progresión. No hay mejora ni desarrollos. Todo es bueno. Todos es arte superlativo y se evidencia un fondo cultural que solamente puede obedecer a una educación y valores impuestos por unos padres ejemplares.

Hay maneras y maneras de actuar. De entender la música y de estudiarla. La obra discográfica de Estrella bien pudieran ser libros donde queda plasmado el sentimiento y la fluidez de contenidos que van más allá de la rima y la nota. Son trabajos de los que reposan mucho antes de salir. Por algo será.

En la carrera de la artista tres obras alumbran un camino que se presenta cuajado de alegrías, seguiriyas y tangos. Aunque no siempre será así pues su vida refleja que el cambio y la manera de descubrir nuevos géneros hace a Estrella una artista especial. Distinta.

La modernidad no se consigue con trajes ni coloretes. Prueba de ello, de esa mezcla profunda de lo clásico y las vanguardias que experimenta, es el documental Casa, Cueva y Escenario, donde bajo la dirección musical y atención de su padre, Enrique Morente, se contempla con total rotundidad lo artista que se puede llegar a ser con la más absoluta sencillez.

La gente cabal pone sobre la mesa lo que es. Lo que tiene. Y si eres bueno y cabal al mismo tiempo, consigues rápidamente el respeto de los demás. Así le ha pasado a esta mujer que, siendo tan joven, puede permitirse controlar los tiempos pues de lo contrario no existiría su obra.

Pronto, cuando tengamos el jersey sobre los hombros, disfrutaremos de su nuevo trabajo. Un autorretrato que significa algo más pues es la pieza final de la vida de quien se fue pero compuso con orgullo una de sus grandes canciones, su hija Estrella.

Se trata de un trabajo donde las colaboraciones no son tales puesto que entre personas de una sensibilidad tan especial no existen favores ni ayudas sino intereses comunes por encontrar cosas que los emocionen. Michael Nyman, Tomatito, Vicente Amigo, Pat Metheny o Paco de Lucía han estado en Málaga. Trabajando. Derrochando arte en un lugar que nadie imagina. Y todo esto sucede porque Estrella Morente ha apostado por esta tierra.

Lo más sencillo para personas relevantes es huir. Esconderse en lugares extraños o reconocibles por sus características populosas. Curiosamente, al final, aquéllos que verdaderamente gozan de cierta sensibilidad creadora se centran y obsesionan por la brutal realidad didáctica de los espacios normales. Aquellos que te transmiten realidad a secas. Era el caso de Enrique Morente que disfrutaba de su estudio en Granada y conseguía que hasta allí se trasladaran artistas de primer nivel desde todo el mundo. De igual manera, en este calco de su padre llamada Estrella Morente, la malagueña de adopción decidió en su tiempo instalarse aquí. En Málaga. En la capital. Lejos los lugares exclusivos por su privacidad que por lo general acaban dándote todo lo contrario.

Es gente normal y es fácil verla por el paseo marítimo, por el centro o dando vueltas por la fnac en busca de discos y libros. Y eso bien vale un reconocimiento. Pero como siempre en la vida, hay momentos desgarradores. Y su familia atraviesa por uno. Son etapas que solamente el tiempo consigue que avancen y que, en su caso por las características de su profesión, calan profundamente en los estilos y las formas. Desde que retomó su trabajo con la hechura del disco que comenzara con su padre y volviera a subirse a los escenarios, Estrella Morente ha llegado hasta hoy con un pellizco inédito. Especial y único. Que nadie más lo tiene.

Y el 25 de Agosto en la plaza de La Malagueta vuelve Estrella. Vuelve a las grandes citas. Al aforo más grande que nunca ha pisado desde que perdió a Enrique. Ha vuelto a apostar por Málaga y todo apunta a que la plaza de toros se quedará chica. Lo curioso es que, aunque estuviera sola, los espacios se volvería pequeños ante la pureza de su arte. Málaga te da las gracias.