«Nos sentimos muy fuertes, valientes, capaces de cubrir recorridos de un día entero o dos días sin nadie, sin ningún acompañante. Y lo último en lo que pensamos es que en mitad de la montaña puedes tener cualquier indisposición y, si no tienes forma de comunicarte, quedarte ahí arriba sin que nadie pueda hacer nada». El testimonio conciso de uno de los 50 guardias civiles participantes, días atrás, en el dispositivo de búsqueda del turista británico desaparecido en Nerja deja claro qué actitud debemos tomar a la hora de encarar una ascensión.

No hay itinerarios difíciles, aunque en las guías oficiales de los recorridos más populares de la provincia se empiezan a evitar referencias a dos puntos que han acarreado accidentes graves durante las últimas décadas: el trayecto del Caminito del Rey, en El Chorro, y el itinerario a través de la Cueva del Gato, en plena Serranía de Ronda. «El peligro no lo pone el camino, lo pone la imprudencia del senderista», agrega otro efectivo del cuerpo especializado en montaña, con sede en Álora, que también ha trabajado en las tareas de rastreo desarrolladas durante días y más días entre los municipios de Nerja, Cómpeta, Frigiliana o el granadino Almuñécar.

La desaparición del inglés Gordon Simm, de 63 años y 1,75 de estatura, ha reabierto el debate sobre el peligro que entrañan algunas de las rutas más complejas de una provincia como Málaga, líder entre las más montañosas de España. El perímetro de búsqueda se ha llegado durante varias jornadas a la Costa Tropical de Granada, con hasta 15 agentes de la Guardia Civil.

Incluso el Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga desplegó de madrugada, después de una semana completa de batidas, un operativo de búsqueda nocturna en el cauce alto del río Chíllar con dos cámaras térmicas. Y ni así se ha encontrado pista de este cicloturista que tenía previsto, después de cubrir el trazado desde la Cueva de Nerja hasta la Fuente del Esparto, atravesar las sierras más orientales y un entorno de importantes desniveles geográficos, de máxima dificultad.

El apoyo de dos perros

Ese tipo de cámaras se suelen emplear en situaciones extremas, en incendios o intervenciones químicas, mediante la «monitorización de las fuentes de calor». Es de lo último, entre el equipamiento al que también se le ha unido, este mismo año, una unidad canina. Conducidos por un bombero, dos ejemplares de perros adiestrados para este tipo de situaciones en la montaña puede que deparen más de una sorpresa positiva en acciones que movilizan, por lo general, a todas las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Los voluntarios de Protección Civil de Nerja han relatado durante estos últimos días que entre sus operativos de búsqueda en el río Chíllar, que lamentablemente suelen ser muy frecuentes, se topan con todo tipo de imprudencias y que es muy típico ver a senderistas ocasionales con «chanclas de playa» por caminos donde abunda el matorral hasta la cintura.

Uno de los centros provinciales encargados de coordinar las labores de salvamento le indicaba días atrás a un guía local, Miguel Pérez, que hasta se ha dado el caso de tener que buscar a una persona que sorprendentemente había subido en dirección a las montañas más elevadas de la Axarquía sin protección solar ni sombrilla, pero con el agravante de que portaba un carrito. «Al preguntarle por el pequeño que llevaban camino arriba, la madre contestó que era su hijo, un bebé de ocho meses».

La nacionalidad también modifica la forma de encarar la aventura de dejar por debajo de los pies miles de metros sobre el nivel del mar. «La mayoría de los aficionados españoles suben con información de los peligros y riesgos que tienen las montañas, pero la mayoría de los extranjeros que no recurren a guías van sin ningún tipo de precaución. Sin conocer estos terrenos y con muchas posibilidades de perderse o despistarse. Hay demasiados inconscientes», argumenta este experto que acumula una experiencia de casi 35 años y aún así teme cualquier imprevisto cada vez que se dispone a conducir a un grupo a La Maroma. «La responsabilidad de cada uno debe estar por delante €espeta€, pero al final eres tú el que se debe preocuparse en una situación difícil. Más que nadie, dependes de tu comportamiento y forma de actuar».

Cuidar la alimentación y el estado de forma €se recomienda la práctica deportiva continuada o, en las jornadas previas, trayectos a pie de al menos una hora de duración€, ir provisto de materiales como guías y brújulas pese a que se conozca el terreno y no olvidar tampoco que debemos portar un mínimo de litro y medio de agua por día. Son sólo algunos de los consejos básicos que los más veteranos transmiten a no iniciados cuando se intenta encarar cualquier sendero o ruta de cierta dificultad.

Entre los trayectos más exigentes de la provincia figuran ascensiones a cotas de unos 2.000 metros, como La Torrecilla, en la Sierra de las Nieves, o La Maroma, en el entorno de los municipios de Sedella, Canillas de Aceituno y Alcaucín, dentro del Parque Natural de las sierras Tejeda, Almijara o Alhama. Pero hay ascensiones menos duras, que no reportan peores paisajes: La Concha, entre Ojén y Marbella, o Los Reales, desde Estepona, en la Sierra Bermeja, son buenos ejemplos.

También hay alternativas imprescindibles, como El Torcal de Antequera o, en las cercanías de la capital, la subida a los Montes de Málaga. Y no menos gratificantes son las vistas que generan ascensiones como la del Cerro Calamorro, entre Torremolinos y Alhaurín de la Torre, o bien, la subida al Pico El Palo, en pleno Valle del Guadiaro. La montaña suele ser amiga, pero de nuestra precaución depende que en ningún momento nos muestre su peor cara.