Un paciente del Hospital Clínico ocasionó desperfectos, en la mañana de ayer, en un pasillo del área de Urgencias después de ser atendido y no quedar satisfecho con los resultados. Además de destrozar un cuadro, tras golpearlo con una muleta, profirió insultos a los trabajadores llamándolos «sinvergüenzas» y amenazándolos con volver «con una escopeta», según relataron los testigos allí presentes.

El acto de violencia fue desencadenado tras ser atendido debidamente por el traumatólogo de guardia del servicio de urgencias del Clínico por un dolor derivado de una patología de la que está siendo tratado. El paciente demandaba ser ingresado en el hospital, pero el facultativo desestimó la petición por criterios clínicos y la imposibilidad de ser estudiado de forma urgente por miembros específicos de la Unidad del Servicio de Traumatología.

Tras la decisión del médico, el paciente entró en cólera y atacó, sin control, con una muleta al mobiliario del pasillo de Traumatología rompiendo un cuadro. Además, puso en peligro la integridad de los usuarios y trabajadores de las instalaciones por los cristales rotos que se esparcieron a consecuencia de los impactos con la muleta. Incluso una celadora estuvo a punto de ser agredida por «los movimientos erráticos y sin control» que realizó el paciente, afirmó el delegado del Sindicato Médico en Urgencias del Hospital Clínico, Daniel Fernández.

La familia del agresor pidió disculpas por lo ocurrido, pero el hospital ya ha puesto en marcha los mecanismos jurídicos para exigir la responsbilidad correspondiente por los daños materiales producidos, supuestamente, por el usuario.

Mayor presión. El Sindicato Médico asegura que esta situación va en aumento debido a la falta de efectivos en las instalaciones, originada por los pocos medios que pone la Junta de Andalucía.

Durante el mes de julio, las urgencias del Clínico tuvieron una media de 500 pacientes al día y, para este verano, se han suprimido dos puestos de facultativos por la tarde que sustituían a médicos que estaban de baja o de vacaciones, lo que provoca que la acumulación de trabajo sea mayor y los pacientes, en algunos casos, pierdan los nervios y originen trances que pueden acabar como la de ayer.

Además, aseguran que la situación empeorará en los próximos meses, cuando entre en vigor la ampliación de la jornada laboral y se reduzca la plantilla de interinos, traduciéndose en la demora de la atención, diagnósticos y, por consiguiente, retrasando los tratamientos, así como la acumulación de pacientes en la sala de espera de unas Urgencias que ya de por sí suelen estar saturadas.