Faltan horas para que arranque una nueva edición de la Feria 2012 y los peñistas del Real se afanan en terminar los últimos detalles de las casetas. Optimismo, aunque moderado, es la actitud que reina entre los feriantes, que esperan superar las cifras negativas del pasado año y conseguir al menos cubrir los gastos.

La crisis está presente incluso en estos días pero los peñistas no pueden dejar pasar de largo la oportunidad de atraer a más clientes. Para ello, la mayoría optan por mantener los precios del año pasado, ofrecer promociones a los visitantes y completar la oferta gastronómica con espectáculos en directo durante toda la noche. El presidente de la Peña La Solera, Francisco Flores, considera que esta tendencia puede ser positiva para recuperar el lado más tradicional de la Semana Grande de Málaga: «Los precios no van a subir de las tarifas que ofrecemos en la peña el resto del año, el objetivo es conseguir un ambiente familiar y cercano porque ese es el sentido de la auténtica Feria».

La Solera es la tercera caseta más antigua en el recinto del Cortijo de Torres y sus socios saben perfectamente lo que es pelear año tras año por cerrar las cuentas en positivo. «Mucha gente piensa que los peñistas sacamos beneficio de esto pero no es así, nos cuesta mucho sacrificio salir adelante y todo se hace a base de la ayuda de los socios», explica el presidente de esta asociación.

Algo muy similar es lo que relata Gerardo Puentes, responsable de la caseta de la Peña Barcelonista de El Palo: «Son más de 12 horas de trabajo al día preparando todo y cuesta mucho trabajo que resulte rentable, al final todo consiste en disfrutar y hacer que la gente se sienta como en casa», explica.

Son muchos los que desde las últimas semanas trabajan voluntariamente en el Cortijo de Torres. La mayoría de ellos son los propios socios de las peñas que colaboran desinteresadamente en la preparación de los establecimientos. Desde electricistas a fontaneros, pasando por repartidores, camareros, personal de limpieza y pintores, todos trabajan de sol a sol durante estos días para hacer que la Feria de Málaga sea una isla en mitad de la crisis.

Alternativas. Desde el paseo de Las Malagueñas hasta la calle de La Bandolá, el Cortijo de Torres está preparado para recibir la llegada de los miles de malagueños y forasteros que recorrerán las vías del Real durante la próxima semana. Quizás la situación económica ha propiciado que los peñistas y las autoridades echen la vista atrás en busca de una Feria más tradicional y cercana que la de otros años. Entre las novedades de esta edición, hay que destacar la polémica que ha surgido en torno a la ordenanza que entró en vigor el pasado año sobre la prohibición de subarrendar establecimientos a otras empresas, a excepción de asociaciones sin ánimo de lucro.

La mayoría de los peñistas han acogido con agrado la norma pero toman con escepticismo su cumplimiento. Muchos de ellos creen que no se ha llevado a la práctica y que serán muchas las casetas que estén regentadas por empresas que no tienen nada que ver con las peñas malagueñas.

El responsable de la Caseta Verde y Blanca, José Gutiérrez, reconoce que la medida es «muy positiva para los peñistas» porque servirá para crear «un ambiente más familiar» pero, al igual que la mayoría de los feriantes, pone en entredicho que llegue a buen puerto. Los peñistas consideran que es bueno para todos dejar paso a las peñas frente a las empresas externas y creen que al final la diferencia entre las casetas tradicionales y las subarrendadas estará en el precio de los productos que ofrecen. Mientras que las de «toda la vida» se quedarán con tarifas mucho más asequibles, los peñistas creen que las casetas subarrendadas tendrán que ofrecer precios mucho más elevados para poder equilibrar la caja.

Desde Verde y Blanca han optado este año por un contenido más «joven» que en anteriores ediciones para atraer a público de todas las edades. Así lo asegura José Gutiérrez, quien cree que es bueno integrar espectáculos para los más jóvenes, además de mantener la tradición. «Este año tendremos actuaciones de rock además de la oferta de siempre».

Además de los peñistas que llevan años en la Feria de Málaga también los hay nuevos en este negocio. Algunos como Juan Antonio Álvarez, responsable de la Caseta El Ruedo, esperan con ilusión el inicio de esta Feria, que será para él la primera como empresario. «Las expectativas son buenas, lo importante es ofrecer un programa interesante y diferente a los visitantes», explica. Para ello han diseñado un cartel con exhibiciones de toreo de salón, tertulias taurinas y la participación de toreros. A fin de cuentas, se trata de vivir con ilusión la semana más divertida del calendario y hacer olvidar por unas horas el panorama.

La «macrodiscoteca», en el punto de mira. La zona de la Juventud será una de las áreas que más novedades presente en esta edición. Entre otras cosas porque se ha habilitado una zona de 1.500 m2 que estará regentada por el grupo Moliere, Sala Cairo y Malafama y que ha sembrado la polémica desde su presentación. El portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Málaga, Pedro Moreno Brenes, considera que esta novedad contribuirá al «deterioro» de la Feria y además fomentará la práctica de botellón en las zonas aledañas. Por su parte el concejal de Cultura, Damián Caneda, defendió esta idea y anunció además que la «macrodiscoteca» irá acompañada de otros once establecimientos para la juventud que se repartirán entre la ahora denominada «Zona comercial». Por su parte el presidente de los Empresarios de Hostelería de Málaga, Rafael Prado, volvió a recordar la obligatoriedad de ir correctamente vestidos, tanto a la Feria del Centro como a la del Real y recordó que los establecimientos se reservan el derecho de admisión.