Francisco Molero, de 23 años, dice estar con más ánimos que nunca a pesar de haber pasado 12 horas en los calabozos de la comisaría de Sevilla el pasado 8 de agosto. Este joven es uno de los dos primeros miembros del SAT detenidos por su participación en los asaltos a los supermercados de Écija. La policía lo sorprendió al día siguiente de los hechos en la localidad malagueña de Cuevas de San Marcos, su localidad natal. Entre los cargos, un presunto delito de robo y otro de coacciones.

¿Cómo ha vivido estos días?

Bueno, muy intensos. Nosotros entramos el día 7 en el Mercadona de Écija para coger alimentos de primera necesidad para comedores sociales y familias en condiciones de hambruna extrema, todo sin violencia. Sí que hubo forcejeó pero nada más. Al día siguiente me detienen en mi localidad de Cuevas de San Marcos y me llevan a la comisaría de Sevilla, yo no me resisto y allí me tienen 12 horas detenido en los calabozos que más bien parecían una perrera. Nos dieron poca agua y bebida. Tres galletas, un zumo, el agua caliente y poco más. Tras eso, y marear a nuestra abogada entre si íbamos a Écija o Sevilla, pasamos a los juzgados de la capital hispalense pero me negué a declarar.

¿Por qué decide participar en la entrada en el supermercado?

Porque no puedo permitir la situación que hay ahora mismo de familias que pasan hambre. Situaciones que se repiten en muchos puntos de Andalucía. No sólo no se puede permitir desde el SAT sino desde la sociedad en general. Cifras de paro disparatadas como las que se registran en Écija y elegimos el Mercadona no por nada sino porque son superficies que ganan millones, con empleados que trabajan horas y horas.

Y ahora, tras el revuelo y la detención, ¿cuáles son los ánimos?

Para hacer este tipo de cosas hay que hablarlo y tratarlo en asamblea y ver muy bien cómo actuar. Pero yo personalmente tengo el ánimo por las nubes, porque me siento muy satisfecho de lo que he hecho y con la cabeza muy alta porque sé que gracias a esta acción van a comer muchas familias que no servirá para dar fin a la crisis pero sí para que puedan descansar más tranquilos y al menos puedan comer y eso a mí me honra.

¿Pensó que tendría está repercusión?

No pensé que tendría tanta, pero la ha tenido, sí.

¿Qué le diría a los que creen que hay otras formas de protestar por la situación actual?

Les diría que se pusieran en el lugar de aquellas personas y familias que se han quedado sin casa, que no tienen para comer ni para vivir como consecuencia de la crisis. Que se protesta socialmente por muchas cosas, pero por las personas que se han quedado en la calle y sin recursos no se hace nada.

¿Cómo fue el recibimiento después de la detención y qué plantearán ahora?

La verdad es que ha sido muy emotivo el encuentro con los compañeros pero para el futuro las acciones hay que estudiarlas en las asambleas y creo que serán tan sonadas como esta última o más, siempre pensando en las personas que no tienen para vivir y si hay que ir a la cárcel una, dos y tres veces yo, personalmente, iré pero con la cabeza bien alta porque he luchado por los demás. Queremos una democracia de verdad y no nos van a parar tan fácilmente.