Contemporánea del rey asirio Asurbanipal y de Tartessos es la embarcación fenicia de algo más de 8 metros de eslora encontrada casi intacta en 1998 en una playa de Mazarrón, en Murcia, datada a mediados del siglo VII antes de Cristo.

Astilleros Nereo de Pedregalejo está realizando desde finales de junio una réplica exacta en pino carrasco de los Montes de Málaga, con la ayuda de una veintena de estudiantes de Historia de la Universidad de Málaga de entre 18 a 28 años.

«Empezaron de cero, primero les enseñamos a hacer las medias maquetas para que comenzasen a diseñar su propio barco y les enseñamos a usar las herramientas», resume Rocío Sánchez-Guitard, de Astilleros Nereo.

La construcción de la réplica es una propuesta hecha en París en la reunión anual de la Fundación Tiro, convertida en realidad gracias al Convenio del Cerro del Villar, del que forman parte el Ayuntamiento de Málaga, Fundación Málaga y Cerveza San Miguel, que encargaron el barco a los astilleros de Pedregalejo.

Juan Manuel Muñoz Gambero, pionero de la arqueología en Málaga y descubridor del yacimiento fenicio del Cerro del Villar está supervisando las cuestiones arqueológicas. El arqueólogo precisa que el barco descubierto en Mazarrón «tiene una serie de elementos que no han sido definidos así que llevará algunas pequeñas variantes sin que eso conlleve tocar la estructura del barco».

De hecho, Alfonso Sánchez-Guitard, de Astilleros Nereo, explica que el barco deberá pasar un examen del Ministerio de Cultura «para validar que se trata de una réplica científica».

Quizás la conclusión más importante de este trabajo es que las proporciones del barco de 28 siglos «coinciden con lo que se ha conocido aquí de forma oral a través de las generaciones» para la barca de jábega, señala Alfonso Sánchez-Guitard, que recalca que «mantiene los mismos patrones de medida y técnicas de unión». Para el carpintero de ribera y para el arqueólogo malagueño, se trata de la prueba palpable del origen fenicio de la barca de jábega.

Los estudiantes trabajan ya con la quilla del barco y han hecho el gálibo o caja de formas, un dibujo de la forma de las cuadernas o costillas del barco, que irán ensambladas en la quilla. Además, ya tienen listas las plantillas de esas cuadernas que luego pasarán a la madera. «Y eso lo haremos esta semana porque ya están en la fase de construcción», cuenta Rocío Sánchez-Guitard, que detalla que como réplica exacta, el barco no tendrá tornillos sino clavos hechos con madera de olivo.

Una flota de barcos fenicios. El objetivo es tener listo el barco para botarlo el 29 de septiembre. En cuanto a su fin, Juan Manuel Muñoz Gambero explica que se convertirá «en el embajador de una nueva cultura de los pueblos del Mediterráneo, sobre todo del Mediterráneo Oriental, para que facilite una política de encuentro y hermandad».

El arqueólogo malagueño destaca que el barco recorrería los puertos del Mediterráneo en compañía de otras embarcaciones idénticas que partirían del prototipo hecho en Nereo, con objeto de tener una flota de barcos fenicios en la que participen los países de la zona, gestionada por una fundación.

Tras casi 28 siglos sepultado en aguas de Murcia, el barco fenicio de Mazarrón II (porque se encontró un barco anterior en peor estado) volverá a la vida en aguas de Málaga. Un reto que demuestra, recalca el arqueólogo, la importancia de la carpintería de ribera, de la que Nereo es su buque insignia en Andalucía.