Después de meses de protagonismo y de capitanear la reactivación generalizada del sector, el turismo extranjero empieza a perder impulso en Andalucía. Además, en franca contradicción con el conjunto de España, donde la clientela internacional, lejos de retroceder, se mantiene en números de récord. Según la encuesta de Frontur, difundida ayer por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, la región acusa la dependencia de su mejor aliado, el mercado británico, que ha rebajado significativamente su entusiasmo respecto a 2011.

En los primeros siete meses del año, Andalucía recibió un total de 4.300.418 turistas extranjeros, lo que representa una caída del 5,1 por ciento respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. En España, por contra, las cifras se han movido en favor de los intereses de la industria, con un crecimiento del 3,3 por ciento que se considera esencial para tratar de compensar el que más presumible desplome del turismo doméstico.

En la región las cuentas estarán difíciles, especialmente si se considera que el verano tampoco ha supuesto un cambio de tendencia en lo que se refiere a las preferencias de los extranjeros. En julio, las llegadas descendieron un 2,1 por ciento en Andalucía, mientras que a nivel nacional subieron un 4,4 por ciento, con comunidades al alza como Cataluña, que ya concentra más de una cuarta parte de las visitas -la región ha bajado su proporción a un 13,1-.

Buena parte de estos resultados se relaciona con el dinamismo de los mercados emergentes que, a pesar de los incrementos de los últimos años, no acaban de cuajar con tanta fuerza en Andalucía como los tradicionales. En España, por ejemplo, se asiste al empuje del turismo nórdico, ruso y estadounidense, que en julio permitieron alcanzar, en el conjunto del país, un nuevo máximo histórico. Un hito especialmente relevante si se tiene en cuenta la generosidad del pasado año, en el que el turismo extranjero se disparó con crecimientos de dos dígitos, esta vez también en Andalucía.

Sobre los datos de Frontur, el responsable autonómico de turismo en CCOO, Gonzalo Fuentes, apunta a la diferencia respecto a las circunstancias de 2011, que se vieron favorecidas, indirectamente, por la agitación política de países competidores como Egipto. «Por un lado está la primavera árabe y por otro la dependencia hacia el turismo español y británico. No tenemos todavía la diversidad de otros destinos», señala.

En el análisis de Fuentes, tampoco falta la posible injerencia de las olimpiadas, que ha coincidido con la contención de las visitas procedentes de Reino Unido. De acuerdo con Frontur, el turismo británico únicamente ha crecido en España un 0,3 por ciento, lo que reporta una cifra muy pobre con respecto a otros mercados.

Estos números dejan en el aire las expectativas veraniegas de Andalucía, que confía en que los extranjeros puedan aliviar la apatía de los españoles, que han reducido sus desplazamientos por la hondura de la crisis. «Será verdaderamente difícil que se de esa compensación; de momento no está ocurriendo», razona Miguel Sánchez, presidente del Consejo de Turismo de la Confederación de Empresarios de Andalucía.