Un año más se produjo la liberación de tortugas bobas tras ser rehabilitadas en el Centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas (CREMA). En concreto se trataron de tres ejemplares que fueron trasladados en una embarcación que salió del Muelle dos a unas seis millas de la costa, para dejar atrás la bahía malagueña, y así facilitarles su adaptación a las corrientes a la hora de devolverlas de nuevo al mar.

Estos tres ejemplares de tortugas bobas, con los que se suman más de 300 ejemplares recuperados desde que en 1994 inició el CREMA su actividad, presentaban diferentes problemas cuando fueron acogidas.

En el verano de 2010 llegó a la caleta de Vélez un ejemplar de 40 centímetros y cuatro kilos y medio con un anzuelo alojado en el esófago. El biólogo y responsable del centro de recuperación, José Luis Mons, indicó que ésta había sido la que más complejidad presentó para llevar a cabo su rehabilitación pero finalmente se consiguió.

Las otras dos tortugas presentaban signos de enmallamiento que habían causado estrangulamiento en uno de los casos. Con un peso de algo más de cinco kilos y 45 centímetros una de ellas tenía signos de enmallamiento en la aleta delantera derecha, sin rastros del material causante, pero que le producía estrangulamiento de la aleta, que se trató tras ser encontrada por el servicio de limpieza del Ayuntamiento de Torremolinos en marzo de 2011. La última de las tres tortugas recuperadas fue hallada en la orilla de una playa de Motril con signos de enmallamiento por un sedal que le comprimía la articulación en la aleta delantera derecha y le provocaba la tumefacción del miembro.

Tras su recuperación y preparación para volver a su hábitat, ayer, momentos previos a montarlas en la embarcación para devolverlas al mar, le introducían un microchip. El dispositivo no era para poder localizarlas cuando fuera necesario, sino para, en caso de que vuelva a aparecer, saber que ya fueron atendidas y poder acceder a sus datos que podrían ser utilizados también para estudios científicos sobre la vida de estos seres.

Tras una larga rehabilitación y adaptación de los últimos meses en relación a aspectos como su alimentación, las tres tortugas bobas, que responden al nombre técnico de Caretta caretta, estaban preparadas para volver al mar y adaptarse sin problemas en su ruta migratoria, según detalló José Luis Mons.

A la puesta en libertad asistieron personal del Aula del Mar y del CREMA, además del delegado territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Javier Carnero, y el delegado del Gobierno andaluz en Málaga, José Luis Ruiz Espejo.

Adaptación. A pesar de haber registrado entre enero y julio 64 varamientos de tortugas marinas en la costa andaluza, tres en el litoral malagueño, según los datos de la Junta, cada vez se ven menos ejemplares de tortugas bobas frente a los avistados en años anteriores.

Aun así, el biólogo del Aula del Mar Juan Jesús Martín indicó que las recién liberadas tienen abundancia de alimentos este año. Aunque su plato favorito son los pescados, por la dificultad que les supone cogerlos recurren a su segunda opción; las medusas, incómodas para algunos y un manjar para otros.

Próxima ubicación del CREMA. El delegado territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Javier Carnero, informó que en la actualidad se estudia dónde irá ubicado el CREMA y para mediados de septiembre o principios de octubre esperan que todo esté cerrado. Carnero indicó que una de las posibilidades es en unas instalaciones que tenía la delegación de Medio Ambiente, cerca de la entrada al muelle, que se encuentran en la antigua pescadería. Ésta se trataría de la «mejor ubicación», según el delegado, aunque también existe otra propuesta sobre la mesa que aún no está descartada y que corresponden a lo que era el vivero del polígono Guadalhorce. El delegado declaró que esperan poder iniciar el traslado para finales de año.