Apenas una semana después del último episodio, Málaga volvió ayer a amanecer cubierta de una capa de bruma que obligó a desviar hasta seis vuelos que, a primera hora, pretendían alcanzar el aeropuerto. La niebla, que se prolongó hasta después del mediodía, si bien de un modo progresivamente más concentrado, se debió, de nuevo, a un fenómeno que ha estado muy presente este verano: la mezcla entre la suavidad de la temperatura del mar y el bochorno del aire.

La bruma no fue, sin embargo, la única adversidad localizada en la Costa del Sol, que se está despidiendo del verano de una forma extraordinarimente pegajosa, con altas cotas de humedad. Los termómetros encrespan otra vez sus mínimas, que siguen por encima de los veinte grados. Para hoy está previsto que se superen los 23, lo que supone, según los especialistas, un umbral bastante áspero, sobre todo, para conciliar el sueño.

En lo que respecta a la niebla, sus consecuencias acabaron con las maniobras especiales de los vuelos. En total, fueron seis conexiones las que, entre las 8.07 y las 9.51 horas, periodo en el que se activaron los sistemas preventivos de visibilidad reducida, fueron reorientados hacia otras terminales. Sevilla recibió dos pasajes procedentes de Barcelona y la ciudad alemana de Baden-Baden, además de un tercero que cubría la ruta entre Bruselas y la Costa del Sol.

La terminal de Faro, en el sur de Portugal, recibió otro de los pasajes de conexión con la capital belga, mientras que Granada aceptó dos vuelos que habían despegado en Mardid y Burselas, respectivamente. Estos últimos desvíos fueron corregidos al disiparse la bruma, lo que permitió a sus pasajeros completar el trayecto original y desembarcar en Málaga, aunque más tarde de lo previsto.

Las medidas especiales de precaución adoptadas en el aeropuerto reflejan la hondura de la niebla, que normalmente suele formarse por la noche y desaparecer con la llegada del día. El episodio no evitó, sin embargo, que el calor volviera a ser protagonista, si bien con un régimen de vientos más moderado que el del pasado fin de semana. La máxima fue de 30 grados.

Según la Agencia Estatal de Meteorología, el pronóstico para hoy no prevé la existencia de bruma; es más, se prevé un clima despejado en la mayor parte de la provincia. El hecho más significativo, no obstante, estará en la temperatura, que oscilará entre los 23 y los 30. La intensidad de los valores mínimos está en consonancia con la mayor parte del país. En el noreste, por ejemplo, Barcelona sitúa en estos días su cota más baja en los 25 grados.

De acuerdo con la estadística, la Costa del Sol atraviesa este año un verano especialmente caluroso; durante el pasado mes de junio la temperatura media rebasó en tres grados los valores habituales. Julio, por su parte, también resultó por encima del valor que marca la normalidad, mientras que agosto, de momento, supera ya en dos grados ese mismo umbral. Parece que esta vez se vende caro el otoño; el verano se niega a retirarse antes de tiempo.