La Catedral de Málaga se volvió a vestir de gala para el pontifical en honor a la Patrona de la Diócesis. Tres obispos presidieron la eucaristía, dos de ellos eméritos como son Antonio Dorado Soto y Fernando Sebastián, y el actual prelado, Jesús Catalá, que aprovechó la homilía para reivindicar el valor transformador de la fe en la vida de las personas y el ejemplo de la Virgen María con su aceptación total de la Palabra de Dios.

Muchos malagueños y un buen puñado de turistas curiosos llenaron una Catedral de Málaga donde la solemnidad de la celebración fue aportada por la presencia de medio centenar de sacerdotes, que concelebraron la misa, y los cantos de la Coral de Santa María de la Victoria, perfectamente acompañada por el órgano de la Catedral.

Jesús Catalá aprovechó la homilía para recordar el comienzo del Año de la Fe que ha convocado el Papa Benedicto XVI y llamar a los cristianos a traspasar «las puertas de la fe, que están siempre abiertas». En este sentido, apuntó que la fe «es algo más que la aceptación intelectual» de determinadas creencias y recalcó que supone «la adhesión de corazón, pensada y libre a Dios. No se puede obligar a creer como tampoco se puede obligar a amar».

Catalá puso como ejemplo de aceptación de la fe a la Virgen María, que fue capaz de escuchar la Palabra de Dios y «modificar sus propios planes». Así, el obispo preguntó: «¿Somos capaces de escuchar la Palabra de Dios y cambiar los planes que nos hemos forjado para nuestra vida?». Además, invitó a los presentes a reflexionar sobre la cita de San Pablo: «A los que aman a Dios, toda le sirve para el bien»; insistiendo en este punto: «Todo, incluso la enfermedad y la muerte».

La eucaristía terminó con la bendición papal que impartió el obispo de Málaga y el canto de la Salve Malagueña a Santa María de la Victoria. Seguidamente se realizó la tradicional ofrenda floral a la Virgen organizada por la Asociación Pro Tradiciones La Coracha y que se realizó en la escalinata de la Catedral en la plaza del Obispo, ante una gran foto de la advocación de 4,5 metros de altura. Por allí pasaron diferentes asociaciones y grupos folclóricos de la ciudad. Este año, además, se sumó la Asociación Histórico-Cultural Teodoro Reding.