El primer impulso cuando alguien fallece es recordar su currículum. De hecho, así iba a comenzar a hablar de Jesús Castellanos, que ayer por la tarde nos dejó tras estar ingresado casi una semana en la UCI del Hospital Carlos Haya por un derrame cerebral. Sin embargo, el primer recuerdo que se me viene a la cabeza es su imagen en la calle Granada, donde me lo cruzaba frecuentemente. Saludando con una sonrisa y con un gesto de la mano. A veces nos parábamos para hablar un rato.

Supongo que fueron muchos los malagueños que, al enterarse ayer de la noticia del fallecimiento de Jesús Castellanos, se acordaron de un momento, de una conversación o de un encuentro con él. La memoria funciona así. Es sentimental. Nos recupera momentos que puede que no sean los más importantes para los demás, pero de una forma inconsciente se han ido quedando impresos en nuestra vida. Ese es mi primer recuerdo de Jesús, en la calle Granada donde vivía. Con un gesto sencillo y simple de saludo.

No por ello se puede esconder el alcance de Castellanos en la Semana Santa de Málaga. Podría recordar momentos de su pregón en el año 2000, donde imprimió su fuerte personalidad y rompió moldes, una vez más. O cuando se inauguró el Museo de la Semana Santa, por el que luchó, esperó y trabajó tantos años. También aquella vez, una de tantas, en las que polemizaba sobre algún aspecto de la Semana Santa, con una variedad de argumentos y sentido común que siempre invitaban a reflexionar.

También podría repasar la larga lista de cargos que tuvo a lo largo de su vida, como vicepresidente de la Agrupación de Cofradías, hermano mayor de los Dolores del Puente, gestor de la Humillación y Estrella, director del Museo de la Semana Santa o profesor de Historia de la Medicina en la Universidad de Málaga. Sin embargo, todo se queda corto para hablar de una figura capital en la Semana Santa de Málaga, que junto a Juan Rosén y Fali de las Peñas formaron el embrión de esa Cuadrilla del Arte que en los años 80 cogió a las cofradías, le quitaron el polvo y la naftalina, las sacaron de la rutina y plantearon una revolución que durante 30 años ha transformado y sigue transformando la forma de procesionar y vivir las hermandades.

Diseñador y estudioso del mundo cofrade, ya no lo veremos conduciendo la carroza del Corpus Christi, o en la procesión de los Dolores del Puente, presentando al pintor de la Semana Santa o acudiendo a las iglesias de la ciudad, visitando cofradías y cofrades. Pero queda su obra, como el trono de la Virgen de la Soledad, de la Congregación de Mena, o el trono de la Virgen Reina de los Cielos, que nos recordarán su sello. Y su gran obra, la cofradía de los Dolores del Puente, de la que fue uno de sus refundadores e inspiradores.

De gran devoción por la Virgen, la coincidencia de su fallecimiento con la festividad del Dulce Nombre de María no hace sino subrayar esta faceta de su personalidad. La Virgen de los Dolores y la Virgen de la Estrella formaron parte de su vida de una forma íntima y perdurable.

El hermano mayor de los Dolores del Puente, Antonio Jódar, destacaba ayer la complejidad de resumir en pocas palabras la personalidad de Castellanos, a quien considera «una persona fundamental para la Semana Santa de Málaga contemporánea, que nunca pasó desapercibida».

Rafael Recio, hermano mayor del Rescate y con quien Jesús Castellanos estuvo nueve años trabajando como vicepresidente de la Agrupación de Cofradías, reconoció que «como amigo y como cofrade lo voy a echar de menos» y apuntó que su ausencia hará que se le valore aún más por lo que ha aportado a la Semana Santa de Málaga.

«Se va uno de los mejores», insiste Eduardo Pastor, hermano mayor de la Sentencia y actual presidente de la Agrupación. Elegido hace pocos meses para este cargo, había vuelto a confiar en Jesús Castellanos para estar al frente del Museo de la Semana Santa. Pastor recuerda que su presencia siempre ha sido «muy importante para las cofradías y para la Agrupación», aunque insiste que en especial lamenta «la pérdida de un gran amigo y de un gran referente de la Semana Santa, que será insustituible».