Hubo un tiempo no muy atrás, allá por los años sesenta, en que la rivalidad entre los «torruscos» (de Benalmádena Pueblo) y los «chichilindris» (de Arroyo de la Miel) era tal que cada partido disputado en el primero de estos dos núcleos poblacionales de Benalmádena (el tercero es Benalmádena Costa, donde a los naturales de allí se les solían llamar «guiris») acababa a pedradas. Fue uno de los motivos por los que los de abajo comenzaron a llamar «torruscos» a los del arriba, a cuatro kilómetros de distancia, por su presunto carácter bruto. Y los de arriba «chichilindris» a los de abajo por su hipotético carácter débil. Sin embargo, hoy en día, con decenas de matrimonios constituidos entre personas de una y otra parte del municipio, apenas existen conflictos por diferenciarse de uno y de otro lugar. Benalmádena ha crecido tanto que suena hasta ridículo llamarle «pueblo». En este bello municipio de la Costa del Sol, pionero en la provincia de Málaga en cuanto a instalaciones deportivas (fue el primero que tuvo dos polideportivos, además de un campo de césped artificial, donde juega el Atlético Benamiel y donde el hockey sobre hierba alcanzó la elite nacional), nació Francisco Román Alarcón Suárez, conocido en el mundo del fútbol por el diminutivo del primer nombre: Isco.

Su padre se llama Paco Alarcón, es malagueño y lleva 30 años dedicándose al mantenimiento del Puerto Deportivo de Benalmádena. Su madre se llama Jenny Suárez, hija de canarios, por lo que Isco tiene sangre isleña, además de andaluza.

El «Niño de la Bahía», como lo llama su amigo Víctor García, tiene, además, un hermano mayor, Antonio Carlos, que jugó en las categorías inferiores del Málaga CF (mediocentro de corte creativo), donde no fue muy bien tratado a pesar de su exquisita calidad. Los tres profesores que tuvo Isco en la Escuela de Fútbol del Patronato Deportivo Municipal de Benalmádena, el exjugador malaguista y madridista Paco Pineda, Juan Bañasco y José Antonio Vera, que de fútbol saben «tela marinera» (no hace falta estar en un Real Madrid o en un Barcelona para descubrir talentos) aseguran que Isco era una copia de su hermano. Con 4 años, pusieron a Isco en el Benamiel a jugar con prebenjamines, aunque no tuviera aún la edad, dada la calidad que atesoraba. Se acostumbró a jugar con su hermano y otros chicos mayores en la plaza de Las Flores de Arroyo, uno de los lugares más genuinos de esta localidad. Isco vivía en los «pisos chocolate» de la calle Las Flores y acompañaba a su madre a hacer la compra, siempre con un balón en los pies, dando pataditas, hasta que ella le advertía del peligro cuando se acercaban a un semáforo. Los padres siempre le inculcaron la humildad como bandera del éxito.

El Atlético Benamiel, con Isco en sus filas, arrollaba en esa época, hasta el punto de que ganó la primera Liga Educativa que se celebró en Málaga, cuya final se jugó en La Rosaleda, donde el pasado martes marcó dos golazos, con 20 años, en el debut del Málaga CF en la Champions frente al Zenit ruso.

Quienes le han visto crecer, familiares, amigos, profesores (estudió en el Colegio La Leala), entrenadores, no pudieron evitar las lágrimas al oír a 28.000 personas gritando su nombre: «Isco, Isco, Isco». O al ver que hacía las mismas acciones que cuando tenía cinco años. Cabriolas, fintas, caños, rabonas, colas de vaca. Y goles que ponen los vellos de punta. A los 3 minutos, el primero. El lateral Anyukov todavía debe tener dolores de cadera. A falta de un cuarto de hora, el tercero, por la escuadra desde fuera del área. El portero internacional ruso Malafeev aún está buscando el balón. Isco no tiene techo.

En el Valencia se tiran de los pelos por no haberle dado la oportunidad de triunfar en Primera. El entrenador Unai Emery llegó a decir de él que era «propenso a engordar». El Málaga CF se lo llevó al pagar su cláusula de rescisión de 6 millones de euros y le puso una de 21 que se antoja escasa. Llaman a la puerta el Barça y el Tottenham.

En Benalmádena siempre tuvieron esa espina clavada de no ver triunfar a un jugador del pueblo, sea «chichilindri» o «torrusco». Isco es el ídolo del malaguismo. De miles de niños que juegan cada día en las calles y plazas.

¿Por qué Isco Alarcón es el personaje de la semana? Porque el benalmadense marcó el pasado martes dos goles de los tres del Málaga CF frente al Zenit de San Petersburgo en el debut del equipo blanquiazul en la Liga de Campeones. Isco dio un recital que asombró a toda Europa a sus veinte años. La UEFA, además, lo eligió mejor jugador de la jornada.