La crisis económica ha obligado a cambiar muchos patrones de conducta, tanto individuales como colectivos, y si ahora el ahorro preside la economía familiar, las grandes casas comerciales acuden, cada vez con más frecuencia, a los juicios rápidos por faltas o delitos de hurto, en los que actúan como acusación. Un dato: en Málaga se celebran cada día en torno a una veintena de procesos de este tipo, y la mitad, según las estimaciones de la Fiscalía, son por hurtos.

«Cada día en el juzgado de guardia se celebran veinte o veintidós vistas, pero prácticamente la mitad son relativas a pequeños hurtos, la mayoría de ellos en grandes superficies comerciales», explican las fuentes consultadas.

Aunque en este tipo de robos el objetivo prioritario suele ser la ropa y otras prendas tales como bolsos, gafas o zapatos, los pequeños rateros también se suelen hacer con artículos de aseo, libros o, incluso, comida, aunque tras este último caso suele haber situaciones personales dramáticas.

Eso sí, la crisis económica también ha cambiado el perfil de este tipo de delincuentes, y cada vez más personas que hace unos años se encuadraban en la clase media, maltratadas por el paro, recurren al hurto para asegurar su subsistencia.

En cualquier caso, y en relación a la ropa, el perfil es el de una chica, o chicas jóvenes, de familias acomodadas muchas de ellas, que asaltan el centro comercial con unas pequeñas tenazas o bolsas apantalladas para que no salten las señales de alarma.

Sin embargo, en los últimos años, sobre todo a partir de 2008, ejercicio inicial de la crisis económica, los acusadores públicos han detectado la presencia de grupos casi profesionales especializados en dar palos en las grandes superficies, ocultándose entre la multitud y desarrollando, cada uno de sus miembros, un rol definido.

«Suelen ser bandas de portugueses o rumanos cuya base está en otras provincias, por ejemplo Sevilla o Granada, y desde ellas se desplazan hasta cualquier centro de la Costa del Sol para actuar: en una furgoneta asaltan varios de ellos. Se separan y llevan su botín al vehículo, reuniendo mercancías que alcanzan un gran valor», explican las mismas fuentes.

De hecho, muchos vigilantes, que ya conocen su modus operandi, los obligan a que los lleven hasta el vehículo, donde se descubren botines valorados, en muchos casos, en varios miles de euros. Procuran hacer campañas cada cuatro o cinco meses para que sus caras no se graben en las retinas de policías y vigilantes.

Tras lograr reunir esos botines, subrayan los agentes, suelen deshacerse después de las prendas en mercadillos o vendiéndolas directamente a las personas interesadas, beneficiándose de la transacción económica, aseveran las fuentes. Luego, desaparecen durante meses para hacer acto de presencia al tiempo con el mismo fin lucrativo.

Asimismo, éstas señalaron que hace unos años sólo una conocida casa comercial acudía a estos juicios y se personaba en ellos para reclamar la devolución de las prendas y el castigo de los supuestos ladrones.

«Antes sólo venía a los juicios rápidos una gran superficie, pero ahora vienen todas, porque muchas de ellas son ya franquicias y les duelen mucho estos hurtos, sobre todo si son de ropa», añaden las fuentes del ministerio público.

En Málaga se celebraron más de 41.000 vistas de faltas en 2012. En los juzgados de Instrucción malagueños se celebraron a lo largo de 2011 más de 41.000 juicios de faltas, según consta en la Memoria de la Fiscalía General del Estado relativa al último ejercicio. Barcelona fue la provincia en la que más vistas de este tipo se desarrollaron (143.646), seguida de Madrid (129.326). Se da el caso de que en lo que respecta a Andalucía, en Cádiz se celebraron más juicios de faltas que en Málaga, con 43.700, según la misma memoria.

Los fiscales asistieron a una cuarta parte de los juicios de faltas celebrados en Málaga, en concreto a poco más de 10.600. En lo que respecta a escritos de acusación elaborados por el ministerio público en la provincia, en total se acusó a 11.188 personas de diversos delitos: 6.889 en asuntos urgentes; 4.209 en procedimientos abreviados -ilícitos con pena inferior a nueve años-; 80 en sumarios -delitos castigados con más de nueve años de cárcel- y 10 en jurados.

En total, en la Audiencia Provincial de Málaga se celebraron 729 juicios en 2011, poco más de 8.000 en los juzgados de lo Penal y 10.608 de faltas -a los que asistieron los fiscales-.

En el caso de la Fiscalía Provincial de Málaga, las quejas también van encaminadas a la falta de medios humanos y materiales, aunque más que un crecimiento de la plantilla fiscal, lo que se reclama es un aumento de los funcionarios que auxilian a los acusadores públicos, puesto que en algunas secciones especializadas, como por ejemplo Medio Ambiente y Urbanismo, un solo empleado público es que el atiende a los diferentes acusadores del área. No en vano, la plantilla lleva varios años sin aumentar, lo que lastra, según la Fiscalía, su modo de funcionar y la eficacia en la persecución de los delitos.

Las quejas también están relacionadas con la ausencia de un cuerpo de policía judicial adscrita a la Fiscalía. En los próximos años, cuando el ministerio público asuma de verdad la instrucción penal, la plantilla habrá de crecer.