Desde hace más de dos años, el centro ocupacional de la asociación de padres de deficientes psíquicos y físicos Serranía de Churriana espera en vano el día de la inauguración. En este moderno y completo edificio de 850 metros cuadrados, en una parcela municipal de 5.000 metros cuadrados junto a la finca El Carambuco, en Churriana, el único detalle que falta es la cinta cortada por algún representante político. Así llevan desde junio de 2010, cuando concluyeron las obras. Dentro, todo está listo.

«La asociación se ha movido mucho, el mobiliario nos lo ha cedido Ikea y la cocina, que es como la de un restaurante, ha sido un obsequio del Club Rotary de Málaga», muestra con orgullo Inmaculada Sánchez, tesorera de la asociación y que tiene un hijo deficiente psíquico de 27 años.

Su marido, Juan Quecuty, explica que, como otros padres de la asociación, «no dejamos de venir, para vigilar el centro». Un edificio tan llamativo como este, bañado en la mayoría de los espacios con luz natural y una ambiciosa zona deportiva ya ha provocado que muchos jóvenes entren, rompiendo lo que sea.

«El problema es que los chavales entran para hacer botellón, nos han roto los focos exteriores y la puerta de dos patadas», explica Inmaculada, mientras informa de que el centro ha sido realizado por la Junta de Andalucía y ha costado 1.050.000 euros. Su marido, Juan Quecuty, cuenta que el otro día sorprendió dentro del campo de fútbol a un padre con sus dos hijos (parte de las vallas metálicas están cedidas). «El padre me dijo que es que creía que el edificio estaba abandonado».

A los padres la larga espera les impacienta porque mientras tanto, 24 deficientes psíquicos realizan sus talleres en una habitación de 40 metros cuadrados, cedida por el Ayuntamiento en el centro social de Churriana.

«Ahora son 24 y allí están todos juntos, revueltos y deben hacer lo mismo a la vez: todos hacen teatro, jardinería», detalla la tesorera, que explica que en las nuevas instalaciones podrían caber hasta 40 usuarios. «Entonces los grupos se podrían dividir en 10 ó 12 personas y así se trabaja muy bien». «Allí, en el centro social de Churriana están hacinados», opina su marido.

La asociación Serranía de Churriana, sin ánimo de lucro, se encarga de costear con las subvenciones públicas que solicita el sueldo de dos monitores, además de con las cuotas de su centenar de socios.

Y ahora que las subvenciones bajan, el temor es que los talleres en el centro social de Churriana se cierren por falta de dinero «y el trance para los chavales sería terrible porque para ellos la rutina es una forma de vida», lamenta Inmaculada Sánchez.

Por su parte Juan Quecuty subraya que, en todo caso, «ya lo que pedimos no son ayudas sino firmar el concierto económico con la Junta de Andalucía».

A este respecto, la tesorera precisa que el concierto permitiría contratar a una limpiadora, un cocinero, dos monitores y un director. «El centro costaría unos 300.000 euros al año, la Junta cubriría el 75 por ciento y el 25 por ciento restante lo pagan los chavales con la pensión que cobran», explica.

Sala de reuniones, sala para el taller de cerámica, de informática (la asociación está haciendo gestiones para recibir ordenadores), sala para trabajo individual... un equipamiento muy necesario pero que sigue en el limbo administrativo.

Una portavoz de la delegación de Bienestar Social de la Junta informó ayer de que el centro «está pendiente de una acreditación para la apertura que está ahora mismo en tramitación». ¿Abrirá por fin en 2013?