La historia de Aya Koudad es la de la mala suerte, la de un caprichoso destino y la de una barrera burocrática entre fronteras. Solo tenía 15 años y el viernes falleció en Melilla a causa de una leucemia, para lo que necesitaba un trasplante de médula ósea del que en principio su propio hermano iba a ser el donante. Su historia sería una más si no fuera porque podría seguir viva.

La familia Koudad se ha topado con una frontera que va más allá de los puestos de vigilancia. Han luchado contra viento y marea por la vida de su pequeña y, aunque han hecho lo que estaba en su mano y más, no lo han conseguido. La burocracia entre hospitales y la que tiene que ver entre Estados, en este caso entre Marruecos y España, ha dificultado que Aya sobreviviese a su enfermedad.

Sus padres, un maestro y una funcionaria, estaban dispuestos a pagar lo que hiciera falta, por lo que no se trata de una familia pobre víctima de la desigualdad de clases a la hora de afrontar un costoso tratamiento. Naturales de Nador, esta familia de clase media marroquí decidió trasladarse a Melilla cuando, tras recorrerse todos los hospitales del país, le dijeron que no podría recibir el tratamiento allí. Se da la circunstancia de que solo un centro sanitario marroquí hace este tipo de trasplantes, en Rabat. Pero según las distintas fuentes consultadas, la sanidad de este país y tratamientos tan novedosos para ellos no tienen muy buena reputación. Un informe del hospital marroquí les recomendaba acudir a un país europeo.

Por eso decidieron trasladarse a Melilla, ciudad cercana a Nador en la que tienen un familiar. La niña ingresó el pasado 9 de octubre y el día 17 un médico les hizo un «Informe de Evacuación a Centro de Referencia» para que un hospital con más medios la tratara. Habitualmente, es el complejo sanitario Carlos Haya el que acoge estos casos, por lo que la familia contactó con el mismo.

El presidente de la ONG Pro Derechos de la Infancia en Melilla, José Palazón, informó a este periódico de que el centro hospitalario malagueño denegó el traslado y les dijo que debían tratarla en su país. «La vida de una persona no puede depender de un trámite administrativo», señala, al tiempo que informa de que la investigación está en manos de la Fiscalía.

Y es que Palazón recuerda que, aunque la chica no fuera residente de Melilla, las autoridades sanitarias tenían la obligación de atenderla, dada su condición de menor. Sin embargo, el Hospital Carlos Haya de Málaga, que desmintió ayer rotundamente que no se la tratara por motivos económicos, alegó que la joven no fue trasladada a la península porque no residía en Melilla, por lo que había que dar un paso más y que Marruecos hiciera una petición formal para su traslado a Málaga.

Fuentes del centro malagueño señalaron que cuando la persona a tratar vive en la ciudad autónoma de Melilla, el caso pasa a ser directamente de Málaga cuando hay un informe que lo solicite, pero que el asunto se complica cuando no lo es. Por ello, España y Marruecos tienen un acuerdo bilateral a través del cual se trata a personas de allí a pesar de no residir en España. «Pero esta vez no hemos recibido ninguna petición de Marruecos».

A pesar de ello, desde Pro Derechos de la Infancia de Melilla aseguran que debían haberla atendido al tratarse de una menor de edad y dado el informe del hematólogo que afirmaba que debía ser tratada en un centro de referencia como en este caso es Carlos Haya.

El pasado viernes, la pequeña entró en coma. Según asegura Palazón, los médicos -de los que la familia no tiene queja- informaron a los padres de que si la niña mejoraba, la llevarían al aeropuerto, situado a sólo dos kilómetros del hospital Comarcal. Pero no lo hizo y murió a las horas. Y los padres siguen sin saber a dónde se la querían llevar, ya que no se habían resuelto los trámites que se le exigían para recibir el tratamiento en Málaga.

«Se trataba de una niña en suelo español. Los extranjeros cada vez tienen más restricciones, pero la administración tiene la obligación de atender a cualquier menor», insistió el presidente de la ONG, que considera que este caso debía haber quedado por encima de la crisis económica y de la burocracia y no al revés.

Por este motivo, la familia de Aya, que se ha vuelto a su ciudad de origen, está estudiando tomar medidas legales por lo que consideran una negligencia de la dirección del Comarcal de Melilla. Este fin de semana, la adolescente recibió sepultura en el cementerio de Nador.