Lo que debía ser el inicio de la temporada navideña de compras se convirtió ayer en un nuevo capítulo del enfrentamiento entre el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y la Policía Local a cuenta del plan de ajuste municipal. El regidor acudió a la plaza de la Constitución, al filo de las 19.00 horas, para pulsar el botón que encendía el alumbrado navideño, pero justo después un grupo superior al medio centenar de agentes municipales, acompañados algunos de sus mujeres e hijos, rodeó al equipo de gobierno, que estaba bajo el enorme abeto, lanzando gritos de «fuera, fuera». Rápidamente, los ediles salieron de la plaza en una fugaz maniobra de dispersión, pero la Policía Nacional tuvo que acompañar a algunos de ellos.

Los agentes locales protestan porque el plan de ajuste aprobado por el Consistorio prevé la rebaja de un 10% en el pago de horas extras y productividad, así como los pluses de nocturnidad, festivos y otros; y en un 50% otras prestaciones, como gratificaciones, premios y ayudas. Los sindicatos ya han anunciado un calendario de movilizaciones.

El de ayer fue el enésimo capítulo de una guerra dialéctica que comenzó con los ya célebres recortes. Al acto de encendido de las luces acudieron, entre otros, los ediles Damián Caneda, Teresa Porras, Gemma del Corral, Diego Maldonado, Mario Cortés, Ana Navarro o Mariví Romero. El regidor acababa de pulsar el botón de encendido, cuando varios grupos de policías locales de paisano salieron desde diversos puntos de la plaza de la Constitución para, al grito de «fuera, fuera», converger a los pies del abeto. Inmediatamente, algunos ediles comenzaron a andar en dirección al Teatro Cervantes, donde había programado otro acto del encendido navideño. Y otros ediles se dirigieron a la calle Especerías a paso rápido, rodeados de sus escoltas.

El grupo de agentes locales se dispersó y comenzó a seguir a los distintos concejales que abandonaron la plaza de la Constitución por su parte Norte y a los que tomaron a paso rápido la salida por la calle Especerías, entre los que estaban Teresa Porras, Mario Cortés, Ana Navarro o Gemma del Corral. Un coche esperaba al alcalde al inicio de la calle, y éste pudo salir de allí sin problema. Fuentes policiales aseguraron que fueron tres los miembros del equipo de gobierno que se quedaron rezagados.

Los que acompañaban a Teresa Porras, seguidos por los policías locales de paisano, se pararon en mitad de la vía a fumar. Y comenzaron a cantarle a Porras: «Tú sí que eres, un privilegiado». No hubo ningún atisbo de violencia, pero sí alguna que otra carrera de ciudadanos que no entendían lo que ocurría.

Porras incluso les reprochó su conducta, pero la cosa no acabó ahí. Rápidamente, ésta y sus acompañantes torcieron por la calle Santos, para acabar en Compañía y refugiarse en el restaurante Plaza 16. La Policía Nacional había desplazado a la zona dos subgrupos de la UIP, es decir, doce antidisturbios, que sumados a sus homólogos de la Policía Local, blindaron la puerta del negocio hostelero, mientras fuera, los agentes municipales se explayaban en cánticos: «Que enseñen la nómina»; luego, entonaron el tradicional villancico Ande, ande, ande, la marimorena, con una peculiar letra: «Váyase señor alcalde del Ayuntamiento, porque por su culpa, hay endeudamiento». Media hora estuvieron los ediles dentro del establecimiento, soportando los cánticos de los locales, que iban ataviados con gorritos de Papá Noel, e incluso algunos llevaban a sus hijos en brazos.

En ese momento, Mario Cortés, Ana Navarro y Gemma del Corral abandonaron el restaurante tranquilamente, sin que se les dedicara palabra alguna, pero el hecho de haber discutido Porras con parte de los agentes locales cuando caminaba por calle Especerías buscando una salida le granjeó una lluvia de cánticos: «Menos Cutty Sark y más cotizar»; y un largo etcétera... salpicado con el ya famoso: «Tú sí que eres, un privilegiado», que también le dedicaron en Especería.

Luego, los antidisturbios hicieron un cordón que cortó la calle y Porras salió por detrás sin que nadie se diera cuenta. Un pasillo policial que acorraló a los manifestantes y en el que se vivieron momentos concretos de tensión, aunque la cosa no pasó a mayores. La popular concejala entró al Museo Thyssen para evitar más lemas dedicados. A los veinte minutos, muchos concejales estaban ya en el Cervantes, donde había otro acto relativo al encendido.