Todos a la calle a evidenciar el descontento. Pero todos. Hasta quienes hasta ahora nunca lo habían hecho, protagonizando estampas únicas e históricas. La protesta no tiene descanso. No cesa, como el rayo de Miguel Hernández. Hace un año que Mariano Rajoy accedió a la presidencia del Gobierno y desde entonces es raro el día que no hay una manifestación en la calle, haciendo cotidiana la masa, las consignas y las pancartas.

Dos huelgas generales en nueve meses. Ni más ni menos. Como si de un embarazo se tratara. Aunque habría que diferenciar entre la manifestación del 14N por la tarde, multitudinaria, como pocas veces se ha visto, llegando a colapsar el Centro, y el seguimiento de la huelga, que pese al baile de cifras ofrecidos por los sindicatos convocantes y la policía, fue menor que en la anterior. El Ejecutivo se ha enfrentado a dos jornadas de paro que han tratado de poner en jaque sus políticas económicas, de ajustes para unos, recortes, para la mayoría, que tienen como objetivo reducir el déficit y que son consideradas un ataque frontal al Estado del Bienestar consolidado a lo largo del periodo democrático. De hecho, quienes más se concentran son, precisamente, quienes representan los tres pilares en los que se asienta este modelo: la sanidad, la enseñanza y la justicia.

En los dos primeros casos, el descontento también es con la Junta de Andalucía, que tiene las competencias en materia de salud y de educación, y que, según denuncian, ha aplicado sin flexibilidad alguna los decretos del Gobierno, al contrario de lo que ocurre en otras comunidades autónomas.

Analizando de forma pormenorizada los diferentes casos, se encuentran las razones para la queja. Los médicos han sido protagonistas en multitud de oportunidades. Se pusieron en huelga el 23 de octubre para protestar por los recortes en sus nóminas, la falta de contratación, la implantación del aumento de la jornada laboral en 37,5 horas semanales así como para criticar que los llamados contratos estructurales se han reducido al 75%, con lo que numerosos médicos trabajan y cobran un 25% menos pese a que la carga de trabajo es la misma o incluso superior debido a que la tasa de reposición de bajas y fallecimientos es cero.

También los conocidos como MIR están de huelga, ésta indefinida, desde el 19 de noviembre pasado. Dos semanas de paro que han dado mucho de sí en cuanto a acciones de protesta: una acampada en Carlos Haya, caceroladas, manifestaciones improvisadas y cortes de calles como la Alameda . Los médicos reivindican que se les reconozcan la formación y horas de estudio en sus casas tras su labor de asistencia y critican la falta de perspectivas laborales y una bajada en sus retribuciones de más del 30%.

El otoño ha sido especialmente caliente en educación, aunque las acciones de protesta más importantes tuvieron lugar a mediados de octubre, en la denominada Semana de Lucha. Durante tres días, y con el apoyo de la Marea Verde constituida por los profesores, los estudiantes hicieron huelga, registrándose un importante seguimiento, por encima del 90%, en los institutos de la provincia. El miércoles, 17 de octubre, los estudiantes dejaron vacías las aulas y se echaron a la calle en una manifestación masiva que recorrió las calles del Centro, empezando en el Edificio Negro, sede de la Delegación Provincial de Educación, hasta el Rectorado de la Universidad de Málaga.

Los estudiantes pedían la dimisión del ministro José Ignacio Wert, el que, según ellos, les ha subido las tasas de las matrículas, ha endurecido los criterios académicos para poder acceder a una beca de estudios, ha masificado las aulas, ha despedido a 5.000 profesores en toda España, obliga a los que conservan su puesto de trabajo a dar más clases y, en definitiva, perjudica con sus decisiones la calidad de la educación y compromete su futuro.

Al día siguiente, eran los padres los que, por primera vez en la historia, convocaron una huelga de estudiantes. La educación se paró en Málaga.

También se celebraron manifestaciones de universitarios en el campus de Teatinos. Y La Marea Verde, en realidad no ha dejado de protagonizar actos de protesta, paros temporales de la actividad docente, y concentraciones.

Y esta misma semana, tuvo lugar una histórica manifestación de jueces, abogados y procuradores, para exigir la retirada de la Ley de Tasas aprobada por el ministro Gallardón. La Justicia en pie de guerra. Dos mil juristas en la calle. Con sus togas y todo. Lo nunca visto. Consideran que la decisión del Gobierno ataca a los colectivos sociales más vulnerables, que tendrán que pagar entre 50 y 750 euros más en tasas si plantean un litigio.

Pero no son los únicos. Málaga lleva un año siendo una caldera que sigue hirviendo. En este contexto de crispación, hasta la burra Margarita ha estado en la plaza de la Constitución. Los vecinos de medio centenar de viviendas de los entornos rurales de Valle de Abdalajís llevan diez años pidiendo agua potable en sus casas, desde que las obras del AVE provocaron daños en los pozos que los abastecía de agua. Se trata, por tanto, de una reivindicación histórica, pero que en estos meses ha vuelto a tener vigencia. En 2009 ya se encerraron un mes, hasta que la Junta redactó un proyecto valorado en 280.000 euros. Pero las obras no llegaron a comenzar, provocando nuevas protestas, encierros en el ayuntamiento de esta localidad y hasta una huelga de hambre de 30 vecinos.

Además, cada viernes, desde hace dos semanas, los trabajadores de CANF-COCEMFE, la confederación de asociaciones de discapacitados de Málaga, se concentra ante la delegación de Empleo de la Junta de Andalucía para denunciar que llevan sin cobrar seis meses. En total, 14 familias llevan sin ingresar las nóminas que les sirven de sustento económico. Cinco más, que han trabajado de manera temporal, tampoco han cobrado los dos o tres meses que se les adeudan. Aseguran que protestarán un día por semana hasta que les paguen.

Es una consigna pegadiza. Tanto como «Más trabajadores o menos asesores». También el «Alcalde llévame a Roma». Es la retaíla diaria que los agentes de la Policía Local proclaman en sus acciones de protesta callejera en contra del plan de ajuste del Ayuntamiento de la capital, que pretende reducir un 10% en los complementos salariales. Recorre las calles del Centro ataviados con camisetas con frases alusivas a su protesta y con gritos en contra de Francisco de la Torre. Los bomberos han desarrollado también actuaciones similares, con pintadas en los parques de Martiricos y Las Pirámides contra el alcalde y el concejal de Seguridad, Julio Andrade. Incluso en varios camiones.

Más de 2.000 familias expulsadas de sus viviendas en málaga en lo que va de año, una cifra que da cuenta del drama humano que viven y que ha provocado todo un movimiento social inédito en contra de los desahucios. Algunos se lograron frenar, gracias a la acción de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que llevaba a cabo concentraciones en ante las viviendas que iban a ser desocupadas, antes incluso de que el Gobierno tomara medidas y aprobara una moratoria para las familias más vulnerables.