»Español takes over» (Lo español toma el control) rezaba la portada del Daily Iberian, el periódico de Nueva Iberia. Y no les faltaba razón. Hace dos domingos, esta sección dedicó su espacio a la inminente celebración del Festival Español en Nueva Iberia, la ciudad de Luisiana, Estados Unidos, fundada en 1779 -a instancias de Bernardo de Gálvez- por 16 familias malagueñas de Málaga, Almáchar, Macharaviaya, Alhaurín de la Torre, Alhaurín el Grande, Torrox y Mijas.

Este domingo, el historiador malagueño José Manuel de Molina, afincado en Alhaurín de la Torre desde 1997, nos cuenta los secretos de esas jornadas, una auténtica embajada de cultura española que contó con una delegación de Alhaurín de la Torre -ciudad hermanada con Nueva Iberia- en la que estuvieron el teniente alcalde Gerardo Velasco y el concejal de Turismo Mario Pérez.

«Es un ciudad muy extendida en el término municipal, lo más alto son los centros comerciales y urbanísticamente muy diferente a lo nuestro, todo puede estar al lado de cualquier cosa, un cementerio al lado de una zona comercial y un barrio residencial», cuenta José Manuel, que señala que muchas casas todavía cuentan con un patio con fuentes, «recuerdo del pasado español».

El historiador malagueño aprovechó este pintoresco festival, organizado y costeador por la Asociación Española de Nueva Iberia, para impartir tres conferencias sobre la huella española en Nueva Iberia y Luisiana, una antigua posesión española que en la época en que fue gobernador el malagueño Bernardo de Gálvez tenía la extensión de 11 estados actuales de EEUU.

«En Nueva Iberia confunden español con mejicano y no se daban cuenta de que lo que ellos creían francés era español», cuenta y pone de ejemplo apellidos como Segura o Domingue (sic), considerados por algunos neoiberienses como franceses. Hay también, destaca, una reducida minoría de habitantes de Nueva Iberia que todavía hablan español por tradición. «Conocí a un señor que lo hablaba porque su abuela era descendiente de malagueños», explica.

El historiador, que tuvo lleno total en sus charlas y hasta neoiberienses sentados en el suelo, resalta que incluso la enorme huella francesa de Luisiana se debe a España, algo que puso de relieve en sus conferencias. «España tuvo Luisiana 60 años y fue en esa época cuando más se pobló», cuenta, y destaca que España transportó a Luisiana, en tiempos de Carlos III, siete barcos con 1.600 colonos franceses, en realidad colonos franceses acadianos, expulsados por Inglaterra del Canadá. «Muchos regresan a Francia, eran buenos granjeros, católicos y los llevan de Francia a Luisiana pagados por Carlos III», precisa.

Y hablando del rey de Roma, -aunque para decir la verdad, lo fue de Nápoles- la Asociación Española de Nueva Iberia recibió como obsequio del historiador malagueño una moneda de Carlos III acuñada en 1788 y para el museo local, un mapa de la provincia de Málaga de 1901.

Uno de los actos más importantes de este Festival Español ha sido la instalación de una docena de placas conmemorativas en bronce escritas en inglés, español y francés, donadas por familias de Nueva Iberia, que se suman a otras nueve colocadas décadas antes, aunque en esa ocasión, sólo estaban escritas en inglés y francés.

Para José Manuel, que es la segunda vez que visita Nueva Iberia, una de las cosas que más le han gustado ha sido el interés de los neoiberienses por conocer sus raíces españolas. De esta hermosa experiencia destaca además el intercambio de estudiantes, pues un grupo de jóvenes de Alhaurín ha estado tres semanas en Nueva Iberia y para Semana Santa llegarán a Alhaurín de la Torre estudiantes de Nueva Iberia.

Aparte de la oportunidad histórica del viaje, el historiador quiere resaltar las oportunidades turísticas que se abren pues son muchos los americanos que quieren conocer sus raíces malagueñas tras la visita, aparte de que el Festival Español se va a convertir en un acontecimiento anual. «Ellos quieren colaborar más y es tal la expectación que se ha creado entre los descendientes que para la feria de San Juan se está organizado un grupo grande para venir a Alhaurín de la Torre», explica. Como en Casablanca, parece el comienzo de una gran amistad.