Comidas con los amigos, cenas de empresas para amenizar la rutina laboral, encuentros familiares que tienen fijados su cita anual en el calendario... La Navidad es una fecha para llenar el estómago pero cada vez más, la tradición le echa un pulso a los ciudadanos, que ven como sus bolsillos están para menos salidas que las habituales por estas fechas en el pasado. Es por ello que los hosteleros hacen encajes de bolillos con los precios de los menús con tal de llenar sus establecimientos en estas fechas y salvar las fiestas.

La bajada de precios es la tónica predominante este año y ofrecer algún tipo de bebida posterior al almuerzo o cena, e incluso barra libre, las apuestas más arriesgadas por parte del colectivo. Los días fuertes parecen estar salvados con estas iniciativas, pero no todos los restaurantes pueden decir lo mismo.

Es el caso del Mesón Los Robles que a pesar de bajar los precios en torno a un diez por ciento, las reservas no van como deberían, según comentaba el gerente Manuel Ojeda. Aun así, confía en que estos días se animen un poco más los demandantes.

Juanjo García, desde el restaurante Receso, comenta que hasta el momento llevan más o menos las mismas reservas que el año pasado. Sus menús han descendido diez euros y oscilan entre los 25 y 35 euros y aunque las mesas para los almuerzos están repletas, las cenas no acaban de tener el tirón de años anteriores. La crisis y no estar ubicado en el centro en sí, son las razones que alegaba García a esta situación.

Una visión algo más optimista es la que muestra Ignacio.

El Mesón Huesca tiene un 20 por ciento de descuento en un par de menús y sin llegar a los 40 euros por cabeza, ofrece barra libre para sus comensales. Una propuesta tentadora que surte efecto y llena sus salones los días fuertes y ofrecen mejores números, en principio, que el año pasado. El Mesón Astorga también tiene el cartel de completo prácticamente a partir del día 10 y su fórmula para capear la falta de dinero ha sido bajar sus menús diez euros y ofrecer el más caro por 39 euros. Además de conservar la calidad, según comentaba el gerente José Calvo, se hacen ofertas con algún tipo de bebida para que el cliente esté satisfecho.

En esta línea se mueve también el restaurante céntrico Alea que ofrece una copa en la recién inaugurada sala Atlantis después de que sus comensales finalicen su encuentro. Los precios de los menús, un 12 por ciento más barato, y la primera copa están cumpliendo los objetivos marcados de lograr los mismos números que el año pasado, según Rodrigo Bocanegra. Por segundo año consecutivo, el Mesón Lo Güeno rebaja sus precios, según Alejandro Reche, y hasta el momento el 70 por ciento está reservado. Todavía queda tiempo y espacio.

Precios en función del presupuesto. Presupuestos muy bajos que atienden a las necesidades de los clientes. Esa es la tónica generalizada entre el sector, según detallaba el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Málaga (Aehma ), Rafael Prado. Aunque en algunos establecimientos están respondiendo bastante bien las reservas, debido a la oferta combinada de comida y bebida que muestran, los restaurantes y bares cercanos al litoral son los que pronostican peores números, debido a la desertización de la zona, frente a la afluencia y oferta de ocio que muestra el centro histórico. Aun así, el colectivo se muestra esperanzado en «salvar los muebles», según detallaba Prado, que, consciente de que aquellos almuerzos y cenas de derroches quedaron atrás, «el sector esta por la vía de resistir como sea y esperar a que llegue la primavera».

Con precios entre los 20 y 30 y pocos euros, los días fuertes que conciernen los fines de semana, parecen llevar buen ritmo aunque sin estar completos. La publicidad para ofertar los menús también se ve repercutida por la crisis, según Prado, y las redes sociales o el boca a boca son los principales anunciantes.