Ciento veintiséis minutos hablando en el estrado. Casi nada. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, fue el gran protagonista del debate del estado de la ciudad. Al menos por cantidad. El 57% del tiempo de intervención fue ocupado por el regidor en sus tres intervenciones, que no contaron con límite de tiempo. Mientras los portavoces contaban con 20 minutos de primera intervención y 10 minutos en la segunda, el alcalde dio un primer discurso de 65 minutos, una réplica de 38 minutos y una segunda réplica y cierre de 24 minutos más. Tuvo tiempo incluso de recordar un proyecto fallido del año 2004 para cambiar el puente sobre el arroyo de Don Wilfredo. Tuvo tiempo para todo lo que quiso. Incluso para poner a la Universidad de Málaga por las nubes y compensarle por el desliz de su intervención en Nueva York.

Llegaba el alcalde tocado por dos meses duros, en los que, además de enredarse en la polémica con la Universidad de Málaga, había sufrido las protestas de la Policía Local, noticias cambiantes sobre el futuro de la esquina del puerto, la falta de definición en el Astoria, la polémica por el viaje con su esposa a Roma y la presentación del Plan de Ajuste.

Ese cóctel previo se dejó entrever en las intervenciones, donde los datos del paro y del nivel de pobreza de la ciudad centraron las intervenciones de los portavoces del PSOE e IU.

El debate fue de nuevo retransmitido por Onda Azul, en lo que se supone una decisión de servicio público y no de búsqueda de la audiencia. Por cierto, fuera coincidencia o no, los anuncios se ponían durante la intervención de María Gámez.

Ésta tuvo sus momentos más incisivos cuando recordó que el alcalde ha pasado «entre octubre y noviembre 16 días fuera de Málaga, uno de cada cuatro» y le conminó a estar «más en Nueva Málaga y menos en Nueva York». Hay que reconocerle que fue una de las frases más impactante del debate y que fue contestada por De la Torre relatando con todo lujo de detalle la última visita a Nueva York, hacía pocos días.

Al menos en lo que estuvieron de acuerdo todos fue en alabar la figura de Pedro Moreno Brenes, que cedió a Eduardo Zorrilla la portavocía de IU en este debate y ante la inminencia de su retirada del Ayuntamiento de Málaga en el próximo pleno. Todo eran abrazos, parabienes, saludos y sonrisas. Se ha ganado el cariño de los distintos grupos y su presencia en el pleno, relajada y atenta a su desarrollo, se antojaba una despedida adelantada. Sólo le queda que se dé cuenta de su renuncia en el próximo pleno municipal, a final de diciembre, al que sólo asistirá al primer punto para su despedida.

El estreno de Zorrilla también fue seguido por su coordinador provincial, José Antonio Castro, que observó las hechuras de su nuevo portavoz y futuro candidato a alcalde, salvo sorpresas. Apunta maneras, aunque le falta la soltura y rapidez dialéctica de Moreno Brenes, curtido en el ámbito universitario.

El PSOE también presentaba novedades, con dos nuevos concejales que vivieron su primer pleno de debate del estado de la ciudad y Sergio Brenes, regresando a la bancada de la oposición, más veterano en estas lides. Habrá que ver si, después de la experiencia, alguno se plantea su renuncia.

Carlos Hernández Pezzi, que está pero como si no existiera para su grupo municipal, fue el primero en llegar. Se mostraba dispuesto a pedir a los Reyes Magos recuperar la voz política, después de haber sido desposeído de toda responsabilidad por María Gámez, su anterior valedora.

La nutrida bancada popular se vistió de gala para esta ocasión, incluyendo al presidente de la Diputación Provincial y concejal, Elías Bendodo.

Con todos los puestos ocupados, la labor de los ediles del PP se centró en aplaudir al alcalde y a su portavoz, Diego Maldonado, y lanzarse a la guerra virtual habitual en Twitter, donde ganaron por goleada al PSOE y con escasa presencia de IU.

Otro estreno fue el de Diego Maldonado, que se sobrepuso a los problemas de afonía que padece desde hace unas semanas para actuar de escudero del alcalde de Málaga. Un papel ingrato y oscuro en el que no se le pide ningún lucimiento, sino complementar a De la Torre. Superó la prueba con soltura, pese a las dificultades en el habla y el ruido de la protesta de la Policía Local en el exterior, que obligó a subir el volumen de la megafonía cuando hablaba Maldonado.

La protesta de los agentes, que fue esperada por un inusitado despliegue policial en la Casona del Parque, no pasó de un ruido constante durante dos horas y sin más trascendencia que recordar que estaban ahí.