­El primero en llamar fue su hijo que estaba en Londres. Prácticamente le regañó por no avisarle de su viaje a Bristol, en el sudoeste de Inglaterra. Eduardo, de 45 años, le respondió tajante que ni se encontraba en Reino Unido ni estaba en apuros. Fue hace justo una semana cuando se inició una avalancha de llamadas y correos electrónicos de familiares y conocidos preocupados por su situación. Coincidían en que habían recibido un email de Eduardo en el que pedía ayuda desde la ciudad inglesa.

El texto aseguraba que le habían robado la bolsa de viaje en la que guardaba el pasaporte y las tarjetas de crédito, por lo que necesitaba dinero para cubrir el billete de vuelta y el hotel. Como contacto, se nombraba a un conocido hotel de Bristol, dos teléfonos de recepción y la propia cuenta de correo robada. Todo tomó sentido cuando Eduardo comprobó que había perdido el acceso a su principal cuenta de correo y que el mensaje estaba llegando a todos sus contactos. «Incluso me ha llegado a mí, porque yo trabajo con una de decena de correos diferentes», asegura.

El sábado, este malagueño se presentó en la Comisaría Provincial para denunciar los hechos y los investigadores confirmaron sus sospechas. Le habían robado la cuenta y su identidad para estafar a sus contactos más directos. Se trata de la última tendencia en phishing, término con el que se conoce a las técnicas que tratan de adquirir información confidencial de los usuarios para conseguir dinero. Hasta ahora, lo habitual era que estas redes se hicieran pasar por una conocida empresa (pública o privada) para obtener números de tarjetas de crédito o los clásicos mensajes que anuncian grandes herencias o premios millonarios.

En este caso, las personas que se han apoderado de la cuenta de Eduardo han enviado el mismo mensaje a los cerca de 500 contactos personales y profesionales que acumula en su agenda, entre ellos la Policía Local de Ávila. Y el caso es que los cibercacos obtuvieron algunas respuestas. En el segundo correo, los cibercacos concretan la cantidad (casi 1.200 euros) y la forma de hacer una rápida transferencia a nombre de Eduardo y con una dirección de Bristol. «Tres amigos ya casi tenían el dinero preparado, pero afortunadamente no lo enviaron», concluye.