La Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a trece años y medio de cárcel a un hombre que retuvo a otro, en mayo y julio de 2011, durante más de un mes en un cortijo de Frigiliana. Ató sus muñecas con bridas, lo obligaba a orinar en una botella de plástico y amenazó con matarlo de un tiro. Al tribunal le explicó que mantenían una relación, y aseguró en el plenario que las marcas obedecían a las sesiones de sexo sadomasoquista.

Según consta en la sentencia, el acusado, un holandés, junto a otras personas, «inmovilizó a un hombre, lo introdujo en un coche y lo llevó desde Marbella hasta Frigiliana, concretamente a una casa conocida como cortijo Los Caños». Previamente, el procesado alquiló el inmueble.

Una vez allí, el primero retuvo al segundo usando diversos medios para evitar su huida. No tenían coche, pese a que la casa estaba a cuatro kilómetros del pueblo. «Le ataba las muñecas con bridas de plástico, cuyo uso provocó visibles enrojecimientos en la piel del retenido», precisa la Sala.

«Para evitar su salida de la habitación en la que dormía, el acusado colocaba una cuerda entre el pomo exterior de la puerta y el de otra contigua, de manera que no resultara posible la apertura de ninguna desde el interior, obligándole a utilizar una botella de plástico para orinar», indica el tribunal en la sentencia.

El procesado había advertido al agredido de que, «si trataba de escapar, lo mataría», usando para ello una pistola Glock de nueve milímetros de calibre, cuyo número de identificación había sido borrado.

El procesado dejó a la víctima que saliese al exterior de la casa, y lo usó como intérprete, puesto que él sólo hablaba holandés, con el objetivo de lograr favores inmediatos «como la compra de alimentos y tabaco, dando así la sensación de normalidad». El retenido hizo llegar a un vecino una nota en la que pedía que se avisara a la policía, lo que hizo el receptor del aviso. El 7 de junio de 2011, tras más de un mes retenido, llegaron a la casa la Guardia Civil y la Policía Local de Frigiliana.

Un acto inexplicable. El acusado encañonó a los agentes, y éstos desenfundaron sus armas, tras lo que el procesado depuso su actitud. La Sala muestra su extrañeza por el hecho de que el ya condenado no pidiera un rescate o pusiera otra condición para justificar el secuestro, pero reconoce que en la Costa del Sol es normal que haya delitos que formen parte de otros hechos delictivos.

El acusado explicó al tribunal que tenían una relación y que las marcas en las muñecas del acusado obedecían a prácticas sexuales sadomasoquistas, una versión que la Audiencia no se creyó.