Frente a la puerta de la administración número 45 de loterías Jesús Cautivo, a escasos cuatro metros, está ubicada la fuente que da nombre al barrio de Fuente Olletas y a la plaza donde ayer se vivieron emotivos momentos de felicidad entre sus vecinos. Hace años que por los caños de esa fuente no pasa el agua, pero ayer corrió el champán y alguna que otra lágrima de júbilo por su pilón. Y es que el tercer premio de la Lotería de Navidad, que recayó en el número 64.084, dejó allí nada menos que 28 millones de euros.

Uno de los primeros agraciados en aparecer por la administración fue Manuel, un estudiante que había comprado dos billetes y que ni siquiera sabía cuánto le había tocado. «Regalé un billete a una amiga y me quedé con otro», aseguraba tras conocer que cada décimo estaba premiado con 50.000 euros. «Mi hermano acaba de llegar de Francia y está en el paro; mi madre es pensionista y yo conduzco un Renault 5. Está claro que algunas cosas van a cambiar estas navidades», aseguraba entre feliz y nervioso por la llegada de curiosos y otros agraciados a la puerta de la administración.

El propietario del establecimiento de loterías, Javier Martín, explicó haber vendido 56 de los 60 décimos que tenía del 64.084 -número al que es abonado desde el primer día que abrió el negocio, «hace 25 años», dijo-. También precisó que de ese total, 37 boletos -18,5 millones- fueron comprados a su vez por un lotero, Diego Fernández, que repartió la ilusión por bares, asociaciones y peñas de barriadas como Las Flores, Parque del Sur y Ciudad Jardín.

Mientras descorchaba una botella de champán, los gritos resonaban desde el supermercado Maskom ubicado en el último tramo de Cristo de la Epidemia. «¡Madre mía; nos ha tocado!», comentaba entre lágrimas Eva, una de las cajeras. La felicidad se percibía en todo el establecimiento, ya que casi todos los empleados -unos catorce- participaban de un único billete comprado en común. «Los Reyes Magos de este año van a ser maravillosos», comentaba María José al tiempo que pasaba el código de barras de los productos de los clientes. «No vamos a dejar de trabajar porque nos corresponde unos 3.500 euros a cada uno, pero estamos todos muy contentos», dijo.

El revuelo llamó rápidamente la atención de todos los vecinos del barrio, donde todas las conversaciones giraban ayer en torno descubrir a quién le había sonreído la suerte y cuán de cerca estuvieron muchos de llevarse el afortunado número a casa. El lotero declaró estar muy contento de haber repartido por vez primera un premio en estas fechas. «Anteriormente habíamos dado otros premios, pero nos faltaba el de Navidad.

«Está muy repartido y, además, en zonas de la ciudad muy castigadas por el paro». Aunque confesó que no se había quedado con ningún décimo premiado, reconoció estar «muy satisfecho». Esta administración, abierta en 1987, dio más de cuatro millones de euros el pasado mes de junio en la Primitiva, pero hasta ahora, en lo que al Sorteo Extraordinario de Navidad se refiere, sólo había repartido premios menores.

Muy emocionado, Rafael Aranda, el propietario del bar Casa Valverde, explicó que estaba en el local cuando le comentaron que había salido el «84», y tuvo que acercarse a la tele para contrastarlo, y al ver que era verdad. Una vez comprobada la fortuna se dedicó a «pegar saltos, celebrarlo y disfrutar». «Si lo llego a saber me quedo con más de un décimo», señaló Aranda, que intercambió el número con un cliente habitual de su bar, negocio que «va bien», por lo que el dinero lo empleará para la hipoteca y «tapar agujeros».