Los verdiales sonaron ayer de nuevo en los Montes de Málaga. Este año, en la 51 edición de la Fiesta Mayor de Los Verdiales de Málaga, el parque periurbano de La Concepción se estrenaba como escenario del festejo, en el que un gran número de mayores, jóvenes y niños mostraron su mejores dotes musicales con el toque del violín, las guitarras, el pandero, los crótalos, las castañuelas -y, en algunos de sus estilos, un laúd o bandurria- y el baile. Miles de visitantes se acercaron ayer hasta La Concepción dispuestos a disfrutar de una jornada de folclore y tradición malagueña. Hasta el sol quiso acompañar el estreno.

Para algunos, la importancia de la tradición «va más allá de la fiesta», según cuenta Salvador Camino: «es una gran herencia que debemos cuidar como a un hijo, y que debemos transmitir a nuestros pequeños para que no se pierda un arte único como los verdiales».

Esta fiesta, considerada Bien de Interés Cultural (BIC), según señala Juan Serrano, «debería tener más apoyos», y puso como ejemplo «el fútbol o los toros», pero en Málaga, a pesar de ser base de la cultura tradicional «las ayudas, no sólo económicas, sino en forma de apoyo institucional, se pueden contar con los dedos de la mano».

Ante todo, la de ayer fue una jornada de celebración, que va más allá del concurso en el que las seis primeras pandas clasificadas en los estilos Montes y Almogía y las tres primeras de Comares son seleccionadas para participar en 2013 en la Feria de Agosto y en otras actuaciones dependientes del Ayuntamiento. De igual modo, las pandas premiadas recibieron un trofeo, seis galardones para el estilo Montes, seis para el de Almogía y tres para el de Comares.

Así,entre las 26 pandas participantes de los tres estilos y procedentes, fue el estilo Montes es el que congregó a un mayor número de pandas, con un total de 12; seguida del Almogía, que reunió a nueve grupos, mientras que hubo cinco pandas de Comares.

Los nervios se dejaban sentir entre los participantes, sobre todo, en los más jóvenes, mucho de ellos primerizos en actuar en esta fiesta mayor. Desde pandas antiguas como Raíces de Almogía, fundada entre 1980 y 1981, con 23 componentes de la zona de Campanillas; o Primera de Comares, que fue constituida en 1960, siendo la panda mas antigua; hasta Los Moras presentada el pasado 29 de mayo, con Antonio Gómez Fernández como alcalde; y Raíces de Álora, fundada en 2009 con Francisco Romero Arrabal al frente; todos tenían «un cosquilleo, que es único, que sólo se experimenta en la Fiesta de los Verdiales», cuenta María Jiménez.

Pero las tradiciones malagueñas atraen a un gran número de visitantes extranjeros que, con un medio castellano, dicen «se me ponen los vellos de punta», y se ríen, porque se sienten «como en casa», cuenta la británica Lucy Ribbens, que lleva más de 10 años visitando esta fiesta. Una novedad es para el chileno Javier Rojas, que fue invitado a conocer la fiesta, que «tiene mucho en común con tradiciones latinoamericanas; se nota la herencia, los colores y los vestidos de algunos grupos son muy parecidos a los de festejos de Chile».

Mientras comienza el concurso, uno de los guitarristas de la panda Primera de los Montes, Antonio Calderón, va afinando las cuatro guitarras para que suenen «como una sola», y explica que para que estos instrumentos alcancen ese característico tono agudo, la cejilla tiene que colocarse en el cinco y las cuerdas muy apretadas, para que tanto las cuatro guitarras de la panda como el violín suenen igual.

En el paseo, también se pudieron ver pandas improvisadas, formadas por «antiguos fiesteros», que aún forman parte de la fiesta a su manera. Con su mesa y sus sillas, su vino dulce y sus bocadillos de lomo en manteca colorá, el grupo de Juan Manuel Pozo, Juan Guerrero, Manolo Jiménez y Manolo Maldonado pasó la jornada tocando la guitarra, los crótalos y la pandereta y cantando al ritmo de los verdiales. «Formamos parte de aquellos que resucitaron los verdiales en los años 70», cuenta Manolo Maldonado, quien aseguró que «es un placer que la fiesta vuelva a los Montes».

Porque la nueva ubicación también fue motivo de charla durante la Fiesta Mayor. Los seguidores, «muy contentos», aseguraron que «el sitio es estupendo, es la vuelta a los orígenes, a los montes, al lugar de donde salió esta tradición, y donde se debe celebrar». Por su parte, los detractores criticaron la separación entre las pandas: «en esta fiesta todos nos juntamos para tocar, y escucharnos unos a otros, nos vemos en esta fiesta, de año en año, y ese año va a ser difícil».

Durante la Fiesta Mayor, muchos también recordaban una tradición ya perdida: la rifa. «Ahora, la fiesta se vive diferente, antes nos íbamos a la rifa y estábamos fuera de casa hasta dos y tres días, por muchos pueblos de Málaga», narra el alcalde de la panda Los Montes de Guadalmedina, Antonio Cortés A Ñoño. La rifa era una especie de subasta en la que un rifaor ofrecía cierta cantidad de dinero al alcalde de la panda a cambio de disponer de ésta para lo que se le ofrezca; si alguien se niega, debe entonces subir la puja con dinero de su bolsillo.

A la fiesta no faltó el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que como todos los años recogió el bastón de mando de los alcaldes de las pandas, y ejerció su papel de regidor verdialero. El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, tampoco quiso perderse el festejo.