Debió de ser muy abundante la cosecha de uva que tuvo la región de Alicante aquel lejano año de 1909 para que los viticultores organizaran una de las más exitosas campañas de marketing de la Historia de España.

Aquel invento de que comer una uva con cada campanada de la medianoche de Nochevieja traería suerte a quienes lo hicieran caló en el empobrecido pueblo de Madrid, que fue quien primeramente asumió la costumbre, para trasladarse después al resto de la nación y finalmente exportarse a medio mundo.

Es curioso cómo las más brillantes ideas suelen venir de los malos tiempos que, coloquialmente y para diferenciarlos de los considerados normales, denominamos como «de crisis». Es por eso por lo que cuando veamos, con esa perspectiva única que da el paso del tiempo, los años que estamos viviendo, nos daremos cuenta que algo nuevo nació de entre nosotros, para instalarse definitivamente en nuestro vivir cotidiano. Mucho me tengo que confundir para no estar en lo cierto, si afirmo categóricamente que lo bueno que nos quedará de esta época convulsa que estamos malviviendo es la solidaridad que nunca debió faltarnos y que ahora se hace palpable en cada rincón de nuestras ciudades.

Solo hay dos clases sociales que no han dado un solo paso a favor de los más desfavorecidos, los deshumanizados bancos y los egoístas de siempre que ocupan la mayoría de su tiempo mirando su oropelado ombligo.

Y así, con éstas, se marchará el año 2012, que hemos vivido tan peligrosamente, para dar comienzo al nuevo 2013, que llegará con una orla de esperanza y el deseo de todos por conseguir, de una vez por todas y para siempre, eso tan nombrado de amor, paz y felicidad, que honestamente cada vez parece más utópico.

Hace mil años, Córdoba era saqueada por los eslavos mientras los propios cordobeses incendiaban Medina Azahara y la ciudad que estaba sitiada por los bereberes, obligó al descendiente del gran Almanzor, Ibn Munawi, a huir a Badajoz a toda prisa, pero cargado de tesoros, momento en el que los eslavos aprovecharon para tomar el poder y saquear definitivamente todo lo que encontraron a su paso.

Es curioso cómo todo cobarde, cuando se encarga de abandonar el barco, suele hacerlo cargado de grandes fortunas, amasadas a expensas del dolor y la pobreza de las buenas gentes del pueblo. Aquel año 1012 debió de ser especialmente duro para el gran escritor andaluz Ibn Hazm, quien tras pasar por la cárcel se vio obligado al destierro. Marchó a tierras de Málaga, concretamente a la desaparecida población de Aznalcázar, que no hay que confundir con su homónima sevillana, donde seguramente partió hacia Levante para incorporarse a un ejército que quería liberar de nuevo su ciudad de Córdoba en nombre del último de los Omeyas.

Capturado en batalla y encarcelado durante penosos años, a su liberación, regresó a la ciudad de Játiva, donde en 1022 escribió una de las obras más increíblemente maravillosas de la literatura andaluza de todos los tiempos, El collar de la paloma, regresando un año después nuevamente a Córdoba donde es nombrado visir.

Derrocado y preso al poco tiempo de tomar el poder, tras su liberación descubre que los bereberes asentados en el trono de su ciudad habían prohibido la enseñanza científica, por lo que escribió: «Ya que así lo queréis, seré un sabio perseguido» y marchó nuevamente al exilio€

El collar de la paloma está considerado como el libro más bello de la literatura árabe de todos los tiempos dedicado al amor.

Hace mil años, cuando comenzaba aquel 1013, se constituyó la Taifa de Málaga conjuntamente con la de Algeciras, por lo que este año que sigue se cumplirán mil años de su nacimiento. Un cumpleaños que seguramente pasará desapercibido para políticos y los autodenominados precursores culturales de nuestra ciudad, pero que nos trajo, sin duda, un apogeo y un crecimiento increíble que terminó con la toma de los Reyes Católicos aquel verano de 1487.

Hubo varios dirigentes de la Taifa, ziríes, abadíes y finalmente almorávides que pierden la ciudad a favor de los Reyes Católicos, que posteriormente y con la pactada toma de Granada unifican definitivamente España.

De vuelta al año 2013 que ahora comienza, sería muy recomendable no olvidarnos de nuestra historia ni de aquellos grandes malagueños de entonces, los mismos que un día nos dejaron como herencia La Alcazaba, el nombre de casi todos los pueblos de nuestra provincia, personajes como Almanzor, Ben Gabirol o Aben Askar entre otros y el lugar donde se inventó la cerámica dorada árabe que nunca más ha podido ser reproducida lejos de nuestra común casa.

Y aunque son muchos los que reniegan de nuestro pasado musulmán, sin entrar en las connotaciones culturales y religiosas de los tiempos actuales, sería justo reconocer el antiguo esplendor del que gozó Málaga en aquellos tiempos, por lo que sería justo también rememorar a sus gentes, recordar los mil años de efemérides que habrán de cumplirse y el recuerdo de aquellos grandes hombres que forjaron parte de nuestra historia, arte y sueños.

En definitiva, el recuerdo de aquellos que como nosotros ahora, tuvieron el orgullo de ser y sentirse€ malagueños.