­La conmoción y las lágrimas inundaron Coín el 17 de julio. Sergio Retamar Márquez, natural de la localidad, moría asesinado, presuntamente, a manos de un compañero de piso en la ciudad inglesa de Bournemouth. El joven de 23 años residía en un piso de alquiler de esta ciudad costera del sur de Inglaterra a la que se había trasladado para trabajar en un hotel y practicar el idioma ante la falta de alternativas laborales en la provincia de Málaga.

El cadáver de Sergio fue hallado, poco antes de las cinco de la tarde, después de que unas amigas pidieran ayuda al no poder acceder a la vivienda. Según el propietario del bar situado en los bajos del edificio, fue un obrero el que descubrió el cuerpo sin vida. La policía detuvo en las cercanías como único sospechoso del crimen a su compañero de piso, un inglés de 29 años, llamado Karl Addo, que estuvo internado en una unidad de salud mental.

Según varios vecinos y amigos, el joven ya avisó de las «rarezas» de su compañero de piso. Sergio estaba «incómodo» con sus extravagancias y así se lo había hecho saber a los propietarios del piso, lo que «podría haber desencadenado el suceso». De hecho, algunos vecinos de Sergio en Bournemouth también aseguraron que Addo era «un tipo muy raro».

La agonía para sus familiares y amigos se alargó 44 días más: el cuerpo de Sergio no regresó a Coín hasta el 29 de agosto. Centenares de vecinos dieron sus condolencias a la familia, sobre todo a su madre, Mari Carmen, que había perdido a su único hijo. El Ayuntamiento decretó dos días de luto oficial, para la llegada del cuerpo y el día del entierro. Durante el funeral, celebrado en la parroquia de San Isidro Labrador, y el posterior entierro de Sergio Retamar, centenares de vecinos quisieron acompañar a sus familiares y amigos para despedir a este joven que hacía un mes que había regresado a la ciudad inglesa, tras recuperarse de un accidente de tráfico.