­A mediados de julio, concretamente el 17, saltó a la luz la confección de una lista negra que recogía a los funcionarios de la Junta de Andalucía supuestamente afines al PSOE. Las elecciones se celebraron a finales de marzo, y desde ese mes hasta julio, se habían desarrollado las negociaciones con IU para continuar gobernando en la comunidad pese a la clara victoria del PP. Por tanto, esa lista de afinidades políticas, según las fuentes consultadas, debía marcar claramente el camino de los inminentes nombramientos de delegados del Ejecutivo andaluz en la provincia, y sus respectivos equipos, especialmente los que ocuparan los distintos puestos vacantes en la Delegación del Gobierno. En concreto, se daban el nombre y los apellidos de los principales secretarios de cada área administrativa, así como de los directores y otros cargos intermedios. Había más de 150 nombres, muchos de ellos militantes del PSOE. La existencia de la lista se conoció la semana anterior al congreso provincial del partido, en la que fue reelegido Miguel Ángel Heredia.