Si usted está leyendo estas líneas es que los mayas erraron en sus cálculos y el mundo no ha estallado como la burbuja inmobiliaria. En cierto sentido, los malagueños, en su mayoría, nos hemos limitado a sobrevivir durante el trabajoso año 2012 y los políticos no han sido menos. A lo más que se han dedicado es a limpiar las zonas más impresentables de la ciudad y no porque haya salido de ellos en un gesto del que hablarían los futuros siglos, sino después de que los vecinos se hayan desgañitado con protestas e incluso hayan cortado varias veces la carretera. De reflejos, regular.

Adiós al campamento okupa

O el triunfo de la ira vecinal Resulta triste decirlo, pero en la mayoría de las ocasiones, en Málaga las administraciones sólo reaccionan cuando su lentitud de reacción da como resultado un número respetable de vecinos iracundos. Los de Pedregalejo cortaron la carretera y se manifestaron y al final, el Ayuntamiento puso fin a más de dos años de campamento okupa en los Baños del Carmen. Un espacio regentado desde hace más de 25 años por unas empresas malagueñas que en todo este tiempo han mirado a la luna de Valencia y se han limitado a ser testigos del desplome del Balneario. Que tras 25 años de bochornosa pasividad presenten un proyecto para salvar los Baños podrá verse como una digna salida, pero a los vecinos del Palo y Pedregalejo les suena a broma pesada y la propuesta ha logrado que de nuevo brote la indignación en los dos barrios. En 2013 seguiremos con la telenovela.

El arroyo de la caleta

O la Agencia Andaluza del Agua como ejemplo de quelonio administrativo En 2012 los malagueños han comprobado lo mal que funciona la Agencia Andaluza del Agua cuando de problemas de agua se trata. Y eso que este periódico le puso en bandeja, 20 días antes de las grandes lluvias de noviembre, la posibilidad de acabar con un olvido de años: La Opinión recorrió nada menos que con un senderista un increíble tramo del arroyo de la Caleta (fotos del estado del arroyo antes de las lluvias de noviembre), a la altura de la calle La Era, convertido en un auténtico Amazonas. Los vecinos denunciaron que el cauce llevaba más de una década tomado por una tupida selva de árboles y matas porque en ese tiempo ningún ser humano de la administración se había molestado en limpiar el cauce. La Junta de Andalucía recibió la denuncia como quien oye llover. En esos 20 días no se cortó ni una caña y luego cayó la tromba que todos conocemos. Un ejemplo más de por qué Málaga se convierte en Venecia a las primeras de cambio.

La provisionalidad del mercadoO cómo la movilización ciudadana acaba con las ocurrencias

Y en 2012 también nos ha ido dejando el mercado provisional de Atarazanas, laberinto de jaulas junto al aparcamiento de la calle Camas que se había convertido en un servicio público al aire libre. Una plataforma de vecinos, hoteleros y hosteleros tuvo que organizarse porque la idea era convertir la provisionalidad en un mercado de las artes. Finalmente, la provisionalidad se hizo realidad frente a la improvisación y los vecinos del Centro consiguieron una plaza pública junto al Museo de Artes Populares. Felicidades.

El camino a ninguna parteO cómo el Ministerio de Fomento lleva 18 años en la inopia

Ojalá que el 2013 sea el despertar a la vida activa administrativa del Ministerio de Fomento, un organismo capaz de grandes gestas, de inaugurar líneas de alta velocidad o este mismo año, segundas pistas del aeropuerto, pero que es incapaz, desde hace 18 años, de arreglar 500 metros de carretera en propiedad. Se trata del camino (sin aceras, sin farolas) que conduce a los inseguros peatones al Jardín Botánico de La Concepción desde su inauguración en 1994. Sería hermoso que un ministerio tan flamante no dejara que llegáramos a 2014 para conmemorar los 20 años de su impericia. 2013 es un buen año para rectificar y ceder la carretera al Ayuntamiento de Málaga. Habrá que decirle como a la selección española: Podemos.

Los techos de la Aduana y de la CatedralO cómo aumentar la altura del invento con la excusa de la tradición

La Aduana ha recuperado su techo, hijo pródigo que regresa tras el incendio de 1923, pero la altura del apaño hace pensar en que el museo cuenta con un piso más, cubierto. Sólo hay que ver las vistas que el tejado ha desgraciado desde la Alcazaba para concluir que en Málaga siempre hay alguien dispuesto a construir por encima de lo razonable. Piensen si no en el futuro Málaga Palacio de Hoyo de Esparteros. Por contra, algo que debería tener un tejado de inmediato como la Catedral de Málaga sigue sin recibir ese preciado regalo de los expertos, que hace unos años abogaron por una segunda piel, un revestimiento carísimo para acabar con las goteras . En 2012 hemos comprobado que ha sido una chapuza. Como era de prever, aparecieron grietas en ese hermético revestimiento. En Málaga, la voz de la experiencia suele quedar acallada por la del último grito. Ahí están la Aduana y la Catedral. Feliz 2013.