­El Málaga CF del jeque Abdullah Bin Nasser Al-Thani hizo historia en 2012 al clasificarse por primera vez para la Fase Previa de la Champions como cuarto de la Liga en Primera División, con un triunfo (1-0 al Sporting de Gijón) que nunca olvidará el malaguismo, el pasado 13 de mayo, y más tarde con el pase a la Fase de Grupos tras eliminar al Panathinaikos del exmalaguista Jesualdo Ferreira (ya destituido) y con posterioridad al obtener el billete a los octavos de final.

El conjunto dirigido por Manuel Pellegrini, que ya es con creces el mejor técnico de la entidad de Martiricos, no sólo consiguió la clasificación entre los 16 mejores equipos de Europa, sino que lo hizo como primero del Grupo C, por delante del AC Milan, el Zenit de San Petersburgo y el Anderlecht, e incluso como invicto, con tres victorias y tres empates, y como uno de los equipos menos goleados de la máxima competición continental.

Mientras «el mundo entero» desea que llegue la hora de las campanadas del año entrante para olvidar cuanto antes el 2012, el Málaga CF lo recordará de por vida. Los adjetivos calificativos se agotaron para ensalzar el juego del bloque blanquiazul, acompañado de una temporada excepcional en cuanto a resultados.

Curiosamente, el año comenzó y terminó frente al Real Madrid de José Mourinho, el entrenador que sustituyó en el banquillo blanco a Pellegrini, en partido de Liga en el Bernabéu y de Copa del Rey en La Rosaleda, respectivamente.

Jamás en su historia, el Málaga CF había disputado tantos partidos en doce meses, nada menos que 52, tantas como semanas tiene el año. Y es que el equipo costasoleño, pese a contar con una de las plantillas más cortas de toda la Primera División, ha afrontado con gran eficacia las tres competiciones en las que está inmerso: la Liga, en la que es cuarto clasificado y, por tanto, en el mismo puesto en el que concluyó el pasado campeonato; en octavos de final de la Liga de Campeones; y en octavos de final de la Copa del Rey después de haber eliminado al Cacereño, de Segunda B, en dieciseisavos, no sin apuros.

Ha sido, sin duda, el año más placentero de la historia del malaguismo. Pero, además, con el convencimiento de que lo mejor está por llegar, ya que además de tener bien encarrilada la clasificación por segundo año consecutivo para la Champions (sólo por detrás de Barcelona, Atlético de Madrid y Real Madrid), el sueño de disfrutar en estadios míticos del planeta fútbol continuará con el enfrentamiento en cuartos de final frente al Oporto, con el partido de ida en Portugal y el de vuelta en La Rosaleda.

Frente Bokerón tocó la fibra sensible «Lo que no pudieron ver nuestros abuelos lo verán nuestros hijos». Una pancarta del Frente Bokerón, el colectivo numeroso de seguidores más antiguo del Málaga CF, nacido en 1986, tocó la fibra sensible de la afición en el primer choque que se jugó con vistas a obtener el billete para la Fase de Grupos de la Champions, frente al Panathinaikos griego. Fue un lema que se quedará marcado para siempre en la retina de los malaguistas, como también el memorable encuentro del conjunto blanquiazul. El once inicial estuvo formado por Caballero, Jesús Gámez, Demichelis, Weligton, Monreal, Isco, Toulalan, Maresca, Eliseu, Joaquín y Fabrice. El resultado, 2-0. Los goles, de Demichelis y Eliseu.

Toda esa alegría se convirtió en un océano de felicidad que inundó la tensión acumulada durante el verano. No todo fue alegría. Y es que, especialmente durante los meses de julio y agosto, la incertidumbre acompañó al club de Martiricos en los despachos. Promesas de pago incumplidas del jeque tras la decisión que nadie quería oír: freno a la inversión. «El club debe gestionar los ingresos por sí solo». La sentencia cayó como un obús en las oficinas. Numerosos despidos. Dimisión de Fernando Hierro. Atrasos en las nóminas de la plantilla y de los trabajadores y en las fichas de los jugadores respecto a la pasada campaña.

Las ventas de varios jugadores abanderados del equipo, sobre todo la de Santi Cazorla (por 15 millones de euros al Arsenal londinense) hizo estremecer los cimientos de la ilusión durante algunas semanas. También fueron vendidos Rondón (por 9 millones al Rubin Kazan ruso), Mathijsen y Maresca. Pero llegaron Saviola (ídolo de masas), Iturra, Santa Cruz y Onyewu. Con ellos, la experiencia de Pellegrini y la compenetración de una plantilla unida, el éxito pareció coser y cantar. Aún no ha tocado techo. El equipo ha sumado ya 19,2 millones de euros sólo en clasificaciones europeas, victorias y empates, una cifra a la que habrá que sumarle los casi 10 millones en concepto de derechos televisivos, los taquillajes y los futuros premios por objetivos. Éxitos deportivos (la única pega, la recaída de Baptista) y económicos que suponen la parte dulce del proyecto, aunque Hacienda, primero y la UEFA, después, hayan puesto obstáculos a una trayectoria inmaculada. La única duda estriba en si el proyecto tendrá continuidad con similar entereza a partir de junio. Se verá si son vendidos o no los mejores jugadores: Isco, Toulalan, Monreal y Willy Caballero.