­Un año más, y van dos consecutivos, la Costa del Sol consiguió salir airosa de la refriega de la crisis gracias a la recuperación de los mercados internacionales y el peso del turismo extranjero. La buena salud de la clientela europea, británica y alemana, fundamentalmente, aunque con un papel cada vez más activo de viajeros como los rusos o los escandinavos, permitió a la provincia superar con cifras positivas un verano que se presentaba difícil, especialmente por el desplome de la caída interna.

Aunque sin tanta vivacidad como en 2011, Málaga se mantuvo al alza, con un ligero crecimiento, del 2 por ciento en el indicador más relevante, el de las pernoctaciones. La subida no oculta, sin embargo, la contradicción y el avance bipolar de sus principales mercados: mientras que el turismo español se hundió, con un descenso de más del 2,3, el extranjero se disparó, con un 6 por ciento de diferencia en el capítulo de estancias respecto a 2011.

La Costa del Sol recibió, además, entre los meses de junio y septiembre cinco millones de viajeros, lo que representa un 1,8 por ciento más que en el mismo periodo del ejercicio pasado. Toda esta remesa de clientes generó, asimismo, más 3.700 millones de euros, lo que también arroja un balance positivo en comparación con la estadística del verano anterior. En concreto, del 6, 7 por ciento.

La campaña turística coincidió, por otro lado, con el malestar suscitado en el sector como consecuencia de la subida del IVA, desmentida en un primer momento por fuertes cercanas al ministro de Turismo, José Manuel Soria. Septiembre supuso el comienzo de otra fuente de preocupaciones para la industria: la temporada de invierno, que se presenta complicada, con numerosos cierres de hoteles a la vista. El año también confirmó al mercado ruso como el gran objetivo de futuro de la Costa del Sol.