­Unicaja ha alargado tanto las conversaciones para encarrilar su fusión con Ceiss, el banco de Caja España-Duero, que a día de hoy todavía no se sabe cómo acabará el proceso. Más de un año y medio después de haber iniciado las conversaciones para una fusión el proyecto de integración va a tener que reelaborarse de nuevo y a contrarreloj. El rescate europeo al sector bancario español y la aprobación hace unos días del plan de recapitalización de Ceiss por parte de Bruselas han sido la puntilla a un protocolo que, según venía comentado en los últimos meses el presidente de Unicaja, Braulio Medel, necesitaba ser redefinido para adaptarlo a las nuevas circustancias. No obstante, Unicaja y Ceiss confían en finalizar, en breve plazo, la articulación de un proyecto para la integración de ambas entidades, aunque desde luego ya no será con el acuerdo de fusión, que tras estos últimos acontecimientos ha quedado «sin efecto».

Ahora sobre la mesa se abren diversos escenarios. El más óptimo para Unicaja pasa por cerrar el acuerdo de fusión con Ceiss antes de que ésta reciba los 604 millones de euros de ayuda europea, algo para lo que tiene de plazo en torno a mes y medio. De no hacerlo, Ceiss saldría a subasta y Unicaja, para adquirirla, tendría que competir con el resto de interesados.

El plan aprobado por Bruselas para Ceiss prevé el cierre de 260 sucursales y el despido de 1.500 personas. También tendrá que reducir su tamaño en un 30% para ser viable, además de recibir la citada inyección de capital europeo a través del FROB.

Lo que a inicios de año parecía una fusión absolutamente encarrilada comenzó a sufrir dilaciones ante la reforma financiera aprobada por el Gobierno en febrero. Medel, forzó en marzo un cambio en las condiciones iniciales pactadas a lo largo de 2011. Básicamente, lo que logró fue que el banco Ceiss actuara oficiosamente como banco «malo», al recibir 475 millones en ayudas públicas -obligaciones convertibles o «cocos»- del FROB con los que reparar los problemas de su exposición al ladrillo. El banco de Unicaja, por su parte, quedaba como vehículo en el que las dos entidades iniciaran su andadura conjunta, ya que el Ceiss adquiriría un 30% y traspasaría al mismo todo su negocio ya saneado. La entidad malagueña apuntalaba la operación logrando, por si la necesitaba, una línea de disponibilidad de obligaciones convertibles a partir de los 375 millones y que tendría un límite de 1.025 millones. Sin embargo, este acuerdo tampoco trajo la estabilidad al proceso. El rescate europeo a la banca supuso otro golpe de efecto que dejó muy mal parado el planteamiento inicial de la fusión. Febrero de 2013 parece la nueva fecha tope para alcanzar la integración. Ya no sería una fusión sino un acuerdo de compra para que Ceiss se incorpore a Unicaja.