El Teléfono de la Esperanza recibió el año pasado 140.000 llamadas de ciudadanos que piden ayuda y atención en este servicio para resolver sus problemas emocionales, que han cambiado con la crisis, como ocurre con casi todo, por lo que las soluciones han tenido que adaptarse a la actual coyuntura.

El presidente del Teléfono de la Esperanza, Juan Sánchez Porras, explica, en una entrevista con EFE, que hoy en día llaman personas que no ven "luz en el túnel", que carecen "de lo más primario" y que no tienen "nada para comer".

Sánchez Porras asegura que la respuesta de los voluntarios del Teléfono de la Esperanza se dirige ahora a dar solución a "estas coyunturas" y, sobre todo, a recordar que "se puede salir a flote utilizando las capacidades como ser humano que cada uno dispone".

"El Teléfono de la Esperanza es un catalizador y un termómetro de la sociedad, que demanda remedios para sobrellevar la realidad actual", reconoce Sánchez Porras.

En 2012, esta asociación sin ánimo de lucro tuvo un total de 140.000 llamadas de personas y realizó 25.090 entrevistas y asistencias presenciales.

Y de esas consultas, la mayoría fueron de mujeres, de entre 35 y 55 años, que sobre todo precisaban ayuda por problemas relacionados con temas psicológicos o psiquiátricos, asuntos familiares y aspectos jurídicos.

Sánchez Porras subraya que desde el inicio de la crisis el número de llamadas se ha incrementado -pone como ejemplo el aumento de un 15 % en Málaga-.

El presidente de esta asociación anima a las personas con ganas de ayudar a ser voluntarios del Teléfono de la Esperanza, porque señala que no se precisa de "ningún tipo de cualificación" para auxiliar a otros.

"Los hombres y mujeres que pasan por estos programas de agentes de ayuda dicen que en sus vidas se ha producido un antes y un después, puesto que uno no está acostumbrado a trabajar y a profundizar en su yo interior", sostiene.

La intención de la asociación es convertirse en un ente económicamente autogestionable, porque, según indica su presidente, las subvenciones "se han recortado muchísimo" y ahora hay que potenciar la "imaginación para poder recaudar fondos a través de actividades".

Hoy en día, el Teléfono de la Esperanza está presente en veinticinco provincias españolas, once países de Latinoamérica y cuatro de Europa, y se ha adaptado a las nuevas tecnologías con un servicio de atención digital a través de internet que se va a poner en marcha.