La necesidad de que el día 19 de agosto esté integrado en la semana de la Feria obligará este año a que ésta retrase su inicio en torno a una semana en relación a años anteriores, según acordó ayer en sesión extraordinaria la junta de gobierno local del Ayuntamiento, que decidió que la Feria de Málaga de este año 2013 se celebrará entre el 17 y el 24 de agosto, en cumplimiento de la ordenanza de la Feria de Málaga.

La ordenanza sobre la feria, aprobada el pasado año, señala que ésta se celebrará en agosto y «para la determinación anual de su calendario se establece como referencia la necesaria inclusión del día 19, en conmemoración de la Reconquista de Málaga por los Reyes Católicos y su incorporación a la Corona de Castilla. El periodo de duración de cada edición será establecido mediante acuerdo de la junta de gobierno local».

Hay que recordar que este año el 19 de agosto no será festivo ya que esta fiesta local ha sido pasada al 18 de junio por un acuerdo unánime del pleno del pasado mes de septiembre. El 18 de junio se celebra la festividad de los patronos de la ciudad, San Ciriaco y Santa Paula.

No obstante, a requerimiento de la Asociación de Feriantes, el Ayuntamiento permitirá que la actividad de las atracciones de feria se inicie el día 15, que es fiesta nacional y que el día 16 celebren el Día del Niño, con precios reducidos.

El pasado año el equipo de gobierno ya realizó cambio sustanciales en la organización de la feria en el Centro con el objetivo de recuperar el espíritu más malagueño con el que nació la feria. El enemigo infiltrado durante estos años es el botellón y el estilo discotequero que inunda distintas calles y plazas del Centro durante los días de feria y que asocia la diversión con el consumo masivo de alcohol.

Con esta idea el Ayuntamiento decidió eliminar todas las casetas que se venían instalando en las calle del Centro, con excepción de la de la peña Juan Breva.

Igualmente se eliminaron las barras de alcance que instalan cofradías o establecimientos en las calles o aceras. Por último, se decidió «ocupar» con actividades puramente de feriantes las principales calles o plazas que habían sido tomadas por el botellón. Así, en calle Alcazabilla se instaló la feria infantil, mientras que lugares como la plaza de Mitjana, la calle Comedias, o la plaza del Cervantes se usaron como escenarios culturales.