­El futuro de la empresa de placas solares Isofotón, fundada hace 32 años y una de las firmas referentes del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), vuelve a estar en entredicho después de que sus propietarios hayan anunciado esta semana la presentación de un ERE para despedir a 380 de sus casi 670 trabajadores y de que dos despachos de abogados estén moviendo los hilos para instar al concurso de acreedores de la empresa. El actual propietario de Isofotón, el Grupo Affirma, sostiene que la plantilla está «totalmente sobredimensionada» para lo que es la realidad del actual mercado y apela a las cifras. Isofotón tiene ahora mismo trabajadores para producir 230 megavatios anuales pero la demanda de los últimos años se ha movido entre 80 y 120. Además, los precios en el sector, y por tanto la facturación y los beneficios, se han reducido mucho, tanto en el mercado español, donde el Gobierno ha reducido drásticamente las primas de los renovables, como a nivel internacional.

Los trabajadores, por su parte, denuncian que la empresa está externalizando producción y comprando placas solares chinas que luego factura desde Málaga hacia el mercado europeo. También recuerdan que las importantes ayudas públicas recibidas por Isofotón, que acaba de inaugurar una fábrica en Ohio (EEUU) donde se van a contratar, según la empresa, hasta 120 trabajadores.

Isofotón, además, tiene en vigor desde inicios del pasado año y hasta finales de este 2013 un ERTE rotatorio que afecta a toda la plantilla, lo que no ha sido obstáculo para anunciar ahora este nuevo ERE extintivo, que mezclaría despidos, reducciones de jornadas y salariales para aligerar hasta un 57% de sus trabajadores.

Ayudas públicas y empleo

Es cierto que el Grupo Affirma, dirigido por los hermanos Ángel Luis y Diego Serrano, heredó en 2010 de los anteriores propietarios (Grupo Bergé) una plantilla de 700 empleados seguramente excesiva. Pero el ERE anunciado, por su magnitud, parece desproporcionado y revela quizá el deseo de aprovechar las facilidades de la reforma para aligerar costos laborales, como están haciendo otras grandes empresas. Sin embargo, lo que afea por completo los planes de Isofotón son las ayudas públicas que ha obtenido -principalmente de la Junta de Andalucía-, y que estaban vinculadas al compromiso de mantener todo el empleo posible. En concreto, Isofotón ha percibido en esta etapa avales de la Junta por valor de casi 30 millones de euros además de un préstamo reembolsable de otros 8 millones. El Gobierno andaluz tuvo además un papel decisivo a la hora de cerrar el acuerdo con el gigante Samsung para la llegada de una inversión tecnológica de 50 millones que no será inyectada hasta finales de año.

El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, y otros cargos de administración andaluza han reiterado a lo largo de estos días que la obligación de Isofotón es «sentarse y negociar» el ERE con los trabajadores, tratando de salvar todos los empleos posibles. El delegado de la Junta en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, deslizó incluso que se podría estudiar incluso la cancelación de las ayudas concedidas.

Se espera que Isofotón presente el ERE la próxima semana. Será entonces cuando se conozca el número definitivo de afectados. El comité de empresa, por lo pronto, ya ha anunciado que hará huelga todos los viernes con marchas a la sede de la Junta de Andalucía, en la Alameda, para recabar su apoyo. En cualquier caso, la reforma ya permite sacar adelante un ERE sin plácet administrativo.

Una historia turbulenta

La historia de Isofotón ha estado marcada por los altibajos. La empresa arrojó perdidas en los 80 y tras la salida de su fundador, Antonio Luque, el antiguo Instituto de Fomento de Andalucía (IFA) se hizo cargo en 1991. El verdadero cambio de rumbo llegó en 1997, cuando fue adquirida por el Grupo Bergé. Comenzó entonces un espectacular crecimiento productivo y de beneficios. La empresa se convierte en la novena firma de energía solar del ranking mundial y en la segunda europa tras QCells. La facturación se situó en 2006 en 175 millones, con un aumento del 372% en 5 años.

Para entonces la compañía se traslada al PTA desde sus originarias instalaciones del polígono San Luis. El 28 de noviembre de 2006 Isofotón tocó el cielo cuando el rey Juan Carlos inaugura, junto al entonces presidente Álvaro Ybarra, una espectacular factoría de 28.000 metros cuadrados. Ese día se anunciaba el deseo de llegar a 1.500 empleados en 2011. La firma se embarca en un proyecto de planta de polisilicio (luego abandonado) y firma una facturación récord de 297 millones en 2007.

El 2008 ser prometía feliz con una previsión de ventas de 490 millones pero todo cambia con la crisis y con una gestión tan mala como temeraria que acaba con la salida del consejero José Luis Manzano, al que luego Bergé demandó patrimonialmente. El 2008 se cierra así con pérdidas de 67 millones En 2009 se presenta ya un ERTE para toda la plantilla. Isofotón, que había recibido hasta entonces 30 millones en ayudas públicas, arrastraba ya una deuda de 240 millones que pedía a gritos un socio inversor. Bergé quería vender. De nuevo con el apoyo de la Junta, en junio de 2010 se producía la venta a Affirma.

Serrano en 2010: «No vengo a dejar a la empresa en la mitad»

Resulta paradójico que Ángel Luis Serrano, presidente de Isofotón, manifestara el 30 de junio de 2010 en su presentación oficial, que contaba con todos los empleados y que sus planes de negocio no contemplaban en ningún caso reducción de personal. «No vengo a meter la tijera, no nos sobra nadie ni tenemos un plan de negocio para dejar a la empresa en la mitad», apuntó entonces Serrano, que manifestaba que la viabilidad pasaba por un recorte de gastos no laborales y una apuesta por el mercado exterior, muy abandonados en la etapa final de Bergé. La realidad, por desgracia, ha sido bien distinta aunque sea cierto que Isofotón tiene ya con presencia en 60 países, proyectos de 1.500 megavatios y unas ventas al 99% en el exterior.