En Grandes esperanzas de Dickens, el protagonismo se lo lleva una vieja mansión con un enorme jardín abandonado. Los vecinos de la calle Villafuerte, en El Palo, viven desde hace dos años tiempos muy novelescos, desde que comparten vecindad con lo que queda del centro de acogida de menores Grazalema, que cuenta además con un gran jardín en estado semisalvaje.

El bonito edificio, de propiedad municipal desde 1977, fue cedido en 2001 a la Junta de Andalucía, que hace dos años cerró el centro, gestionado por la antigua ONG MPDL, informa el concejal de Derechos Sociales, Francisco Pomares.

En este corto tiempo está sirviendo de dormitorio temporal para indigentes; ropas y restos de basura se observan en la amplia arcada cubierta de pintadas que asoma al jardín, mientras en las ventanas abiertas que dan a la calle Clavel pueden verse armarios archivadores abiertos y restos varios por el suelo.

«Hace dos o tres semanas le pegaron fuego a un colchón que había. Son gente que no tiene dónde dormir y lo dejan todo muy sucio. A mí me gusta que todo el mundo viva pero este no es el sitio», señala un vecino.

Quejas parecidas plantea el vecino José Manuel Martínez, que ha informado al Ayuntamiento del abandono de este centro. «Aquí hay una rata que se pasea como en su casa. El verano pasado abrieron un agujero en la valla que rodea el antiguo centro. Los vecinos de alrededor especulan con que esto se quiere tirar para venderlo», explico.

José Manuel recuerda que el centro se arregló al poco de cerrar. «Me da coraje que se gasten así el dinero», confiesa.

También llama la atención sobre la hiedra que rodea casi toda la valla de las instalaciones y que ya ocupa parte de la acera. «El año pasado, como era época electoral sí la podaron», recuerda.

Otro vecino, Rafael Martín, considera que la situación es «una injusticia». «Aquí hay ratas de todos los colores, la gente entra a pincharse y hacen lo que les da la gana. Cuando me vine a vivir aquí hace 30 y tantos años era un jardín ejemplar», destaca.

José Manuel Martínez también destaca el contraste entre las modélicas instalaciones de un centro antisida en la mitad de este edificio, con el abandono en que se encuentra la zona de la Junta de Andalucía.

El concejal de Derechos Sociales, Francisco Pomares, informó ayer a La Opinión del envío inminente de una carta, que estaba siendo redactada ayer, al delegado de Bienestar Social de la Junta, Daniel Pérez, en la que pregunta a la administración autonómica por el destino que dará al antiguo centro. «Nos han llegado muchas quejas vecinales y en la carta le decimos que si no lo va a reformar que lo devuelvan porque cuanto más centros de menores haya en Málaga, mejor y el MPDL funciona muy bien».

También se refirió a la reforma de la parte del edificio dedicada a la asociación antisida Asima, en la que no sólo no hay problemas sino que luce un aspecto espléndido. Se trata de una obra municipal reciente para que esta entidad pueda cumplir los requisitos y realizar conciertos con la Junta, explicó Francisco Pomares, que reitera que si la administración autonómica no puede hacerse cargo del centro Grazalema, lo mejor es que devuelva el edificio al Ayuntamiento que sí lo volverá a poner en marcha.

Fuentes de la Delegación de Salud y Bienestar Social de la Junta de Andalucía declararon ayer que «en su momento se decidió invertir para vallar el recinto y por supuesto se va a actuar en consecuencia» para encontrar una solución.