La Sección Novena de la Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a cuatro años de cárcel y a cinco de alejamiento a un hombre que abusó sexualmente del hijo de un amigo, que sólo contaba con once años cuando ocurrieron los hechos. Ahora tiene 13.

Según consta en el apartado de hechos probados de la sentencia, el hombre, de 59 años, tenía una relación de amistad con el padre del menor, por lo que iba junto a sus hijos «con frecuencia» a su domicilio, ubicado en una calle de la capital. El encausado mantenía una relación muy estrecha con toda la familia, en especial con el niño, que sólo tiene 13 años, pero contaba 10 y 11 cuando sucedieron estos episodios.

El procesado, al menos en tres ocasiones comprendidas entre mayo de 2011 y febrero de 2012, «efectuó tocamientos» al pequeño, siempre «con ánimo lascivo». Llegó a decirle que compraría preservativos para que ambos se los pusieran y se tocaran, considera probado la Sala. Incluso, en una ocasión le precisó: «Tú eres sólo mío», además de haberle obligado a tocarle a él otra vez. Los episodios concretos ocurrieron en mayo y diciembre de 2011 y en febrero de 2012.

Para llegar a la convicción de que los hechos ocurrieron de esa forma, la Sala se basa en el testimonio del niño y en la pericial psicológica.

El pequeño admitió que le tenía cariño al acusado, pero que esas situaciones le angustiaron, insistiendo en que no era un hecho aislado, sino repetido. Por ello, cuando su padre iba a ver al acusado él intentaba evitarlo, no subía al domicilio de éste y trataba de quedarse a dormir en casa de su abuela. «Se trató de una declaración sin fisuras en la que reveló su valentía para explicar el sufrimiento y el consiguiente conflicto interno que padece respecto al acusado, dada la relación afectiva», precisa el tribunal.

La psicóloga, por su parte, vio fiable el testimonio del niño y lo consideró creíble. Indicó, en este sentido, que el hecho de que el menor tardara algún tiempo en decírselo a un amigo aumenta la credibilidad del relato. «La demora en la revelación se explica por los conflictos emocionales que se derivan de los hechos», señaló. La Sala habla de la valentía del menor.

El progenitor no creyó a su propio hijo. El padre del menor objeto de abusos sexuales, muy amigo del acusado, no ha creído a su hijo de 13 años, quien incluso, dice la psicóloga, no reveló la historia precisamente por los conflictos emocionales que podían derivarse de hacerlo dado el cariño que le tenía su familia al procesado. El progenitor dijo durante el juicio que no creía a su hijo, que su amigo conoce al niño desde que tenía ocho años y que él tenía con el procesado una relación de abuelo e hijo, y éste con sus vástagos, de abuelo a nietos. Relató uno de los episodios, acaecido en febrero de 2012, y explicó que los niños estaban con el acusado, pero él no vio nada anormal: «No pudo pasar sin que yo lo viera», dijo.

Señaló que el imputado siempre le ayudó y ha de estarle agradecido, de hecho siguen siendo amigos y recibiendo su ayuda.

En cuanto al relato del acusado, éste negó los hechos. No en vano, reseñó que era como si fuese su nieto, nunca le tocó ni le habló de sexo. Sólo le dijo que, como tenía novias, si lo necesitaba «él daría dinero para preservativos si le daba vergüenza pedírselo a su padre». Señaló que sólo fue un día al cine con el pequeño.

@SauMartin