Un hombre fue detenido ayer en Marbella por su presunta implicación en el asesinato de Nerlinio Emerson Nekke Greene, un holandés de 31 años que desapareció en la Costa del Sol en julio de 2011 y cuyo cadáver fue encontrado desmembrado por un particular el pasado 30 de diciembre en un paraje cercano al pantano de La Concepción, en el término municipal de Istán. Cinco meses antes del hallazgo y un año después de que se le perdiera la vista al fallecido, la policía española difundió una imagen y una descripción del fallecido solicitando infructuosamente la colaboración ciudadana.

La investigación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil, en estrecha colaboración con las autoridades holandesas, apunta claramente a que la víctima fue asesinada a balazos, descuartizada y finalmente enterrada en un paraje cercano al pantano por un ajuste de cuentas ligado al narcotráfico. Sin embargo, las lluvias de finales de diciembre sacaron a la luz los restos del fallecido.

La detención de ayer no es la única relacionada con la desaparición de Nekke, puesto que el pasado 22 de enero la policía holandesa arrestó a un hombre de 47 años durante un vuelo que despegó desde España con destino a Ámsterdam por su presunta implicación en los hechos.

Desde que los restos fueran adjudicados a Greene, también apodado Tyson, las autoridades neerlandesas han descrito tanto a la víctima como a su entorno más cercano como viejos conocidos de la policía por asuntos relacionados con el tráfico de estupefacientes. De hecho, la prensa de los Países Bajos siempre ha relacionado al grupo con una transacción de heroína en 2003 y un alijo de 124 kilos de cocaína intervenido en octubre de 2011 en el puerto de Rotterdam, aunque la justicia holandesa ya buscaba al fallecido desde julio de ese mismo año. Según las fuentes consultadas, estos antecedentes provocaron que los investigadores siempre sospecharan de la desaparición y muerte del joven de los compañeros de andanzas del fallecido. Entre ellos, la de un conocido suyo condenado por traficar con heroína y un compañero de Marbella con el que fue visto por última vez entre San Pedro Alcántara y Puerto Banús y en el que la policía encontró restos de sangre de Greene. Además, las pesquisas siempre han tenido muy en cuenta el enorme tatuaje que Greene lucía en el pecho que rezaba: «Dios protégeme de mis amigos. De mis enemigos me encargaré yo».

Esta frase, según las fuentes, podría reflejar la continua amenaza que sentía el fallecido por parte de su entorno, hecho que también encaja con las precauciones que al parecer siempre tomaba cuando viajaba entre la Costa y Ámsterdam.

@jotrres