Los abogados de Isabel Pantoja, José Ángel Galán y Graciela Otondo, anunciaron ayer el recurso de casación ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo contra la sentencia de la Audiencia Provincial en la que se condenaba a la cantante a dos años de cárcel y al pago de multa de 1,1 millones de euros por un delito de blanqueo de capitales. En concreto, consideran que el tribunal no valoró correctamente su pericial contable, que estimaba que la artista sevillana facturó hasta 18 millones de euros en tan sólo nueve años, lo que mostraría su gran capacidad de ahorro y la inutilidad de acudir al lavado de dinero.

Los abogados confirmaron a La Opinión de Málaga la presentación del recurso y arguyeron error en la valoración de la prueba, infracción del precepto constitucional y de la ley penal sustantiva. Es decir, creen que se vulneraron algunos de sus derechos básicos, algo que suele ser común en este tipo de escritos.

La clave del recurso está en que los letrados consideran que el tribunal presidido por Federico Morales valoró erróneamente la pericial que ellos presentaron, y que daba a Isabel Pantoja una capacidad de ahorro y de generar descomunal. De hecho, la línea se defensa se basó en ese minucioso análisis y en explicar cómo pudo la cantante comprar el lujoso apartamento del Hotel Guadalpín y la carísima casa de La Pera. Si hubiera generado semejante dinero, está claro que el dinero no se lo habría dado Julián Muñoz, como por el contrario ya ha quedado probado por la Audiencia, que lo considera una «realidad histórica».

Sus galas, las exclusivas, la percepción de royalties por sus discos, el libro de cocina y sus actividades empresariales serían su particular maná, y sobre esa base encontrarían acomodo teorías tan peregrinas como el hecho de que pagó a tocateja, con metálico que tenía en su casa, los 330.000 euros del apartamento del Guadalpín, domicilio que por cierto luego vendió para pagar La Pera, porque el tribunal cree que no había previsto abonar las letras de la hipoteca dado que lo iba a hacer su entonces novio, Julián Muñoz.

El tribunal prefirió la versión de los peritos de Hacienda, que llegaron a comparar el manejo de dinero de Pantoja con el de un narcotraficante, por ejemplo con los diez ingresos de 3.000 euros que detectaron los investigadores en las cuentas de la cantante, una maniobra típica y tópica del blanqueo de capitales conocida en los bajos fondos como pitufar.

Fuentes judiciales señalaron que el tribunal ha podido tener en cuenta que la tonadillera dio una explicación «plausible» sobre el origen del dinero sacando facturas sobre actos de hace años, y por eso ha podido quedar atemperada su pena y la sanción económica -se le pedían 3,6 millones-, con la que posiblemente eludirá la prisión salvo que el Supremo le dé un susto de última hora a la cantante.