La Fiscalía de Málaga pide el internamiento en un centro psiquiátrico para una mujer que tiró a su hijo al cauce del río Guadalmedina el 21 de mayo de 2012 con el fin de acabar con su vida. La mujer sufre una esquizofrenia paranoide episódica y el día de autos no se estaba medicando, por lo que no sabía ni lo que hacía ni lo que quería, es decir, tenía sus facultades mentales afectadas.

El ministerio público reclama el dictado de una sentencia absolutoria a la Audiencia Provincial de Málaga, que será sustituida por el internamiento durante cuatro años en un centro psiquiátrico. Asimismo, la acusación pública reclama que se prive de la patria potestad a la madre respecto de su hijo, de nueve años cuando ocurrieron los hechos, así como se le prohíba a la progenitora aproximarse a menos de 500 metros del niño o comunicar con él por cualquier medio durante un cuatrienio, consta en el escrito de acusación al que tuvo acceso La Opinión de Málaga.

La mujer, se recoge en las conclusiones provisionales de la Fiscalía, paseaba junto al niño a las 17.30 horas del 21 de mayo de 2012. En concreto, discurrían por la tarima que corre paralela al río Guadalmedina de la capital, ubicada en el paseo del Matadero, «cuando, con ánimo de acabar con la vida de éste, lo arrojó al cauce del río». Pero el niño, relata la Fiscalía, no se hundía, por lo que la mujer se arrojó al agua y «se abalanzó sobre el menor, comenzando a nadar con el niño agarrado hundiéndose los dos, pues su pretensión también era acabar con su propia vida».

Luego, la madre se percató deque hacía pie, por lo que soltó finalmente al pequeño ante la presencia de terceras personas que acudieron al lugar y vieron lo sucedido, aclara el representante del ministerio fiscal en el documento, remitido al Juzgado de Instrucción número 9 de la capital, donde se investigó el asunto.

La acusada padece esquizofrenia paranoide episódica, «si bien en el momento de los hechos relatados se encontraba bajo un cuadro de descompensación psicótica muy posiblemente motivado por el abandono del tratamiento». Esa circunstancia, señala la Fiscalía, anulaba completamente «sus capacidades intelectivas y volitivas». El pequeño sufrió daños leves.

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Los hechos fueron calificados por el ministerio público como un presunto delito de homicidio en grado de tentativa, en el que concurre la eximente completa de alteración psíquica.