El próximo 15 de julio cerrará sus puertas una de las señas de identidad de Carlinda, la sucursal de Unicaja en la calle Nuestra Señora de Tíscar, la única entidad bancaria de la zona que ha acompañado al barrio los últimos 40 años. A partir de esa fecha los vecinos deberán acudir a la sucursal del Camino de Suárez, 86, pasada la autovía, o a la de la avenida de Carlos Haya, 76.

El anuncio ha causado un gran malestar, hasta el punto que ayer al mediodía, alrededor de un centenar de vecinos, la mayoría jubilados, cortó unos minutos el Camino de San Alberto en protesta y hasta hubo una pequeña sentada, acompañada de gritos en contra del cierre y a favor de que la sucursal siga en el barrio. Los vecinos quisieron organizar esta protesta coincidiendo con la visita de la concejala del distrito, Elisa Pérez de Siles, al barrio, algo que finalmente no se produjo.

«No sólo somos nosotros, esta sucursal atiende a los vecinos de la Granja de Suárez, de La Milagrosa, San Alberto, La Corta, San Martín, Florisol...», cuenta un vecino en medio de un griterío intenso.

A su lado está Dolores Banderas, que cree que el cierre «no está bien que se haga porque aquí hay muchas personas mayores», cuenta, al tiempo que recuerda que tanto ella como sus dos hijos y su yerno «tenemos cuenta en esta sucursal».

Para Ana Muñoz, lo peor será «meterse en el Camino de Suárez y cruzar la autovía, porque todos tenemos todos los ahorrillos en esta sucursal».

Animando a los vecinos está Juan Antonio Rodríguez, que señala que, en la concentración, «nada más que hay mujeres mayores, no hay gente joven. ¿Por qué tienen ahora que ir abajo?». Juan Antonio también resalta el perjuicio que la marcha de la sucursal tendrá en todos los barrios que rodean Carlinda.

Pepi Carrera, otra vecina, se suma a la defensa de la sucursal, aunque explica que en la concentración de ayer le hubiera gustado ver a gente a la que la marcha de la sucursal le perjudicará en especial: «No están todos los que tenían que estar, faltan los de los negocios, que son los que cambian dinero». Pepi también señala que «las mujeres con carrito» no podrán ir tan fácilmente a la sucursal del Camino de Suárez.

El presidente de la asociación de vecinos, Joaquín González, indicó ayer que la sucursal de Unicaja «cumple los objetivos requeridos, es decir que no hay ningún problema económico». Además, destacó el sacrificio que supondrá para los mayores cruzar la autovía para llegar al Camino de Suárez, aparte de que la línea 7 de la EMT para «en la avenida Martínez de la Rosa, y para desplazarse a Carlos Haya la línea 28 viene cada 20 minutos».

Por otro lado, Toñi Lara, una vecina, comenta el riesgo que para la seguridad de los vecinos tendrá el desplazarse: «Cuando se percaten en otros barrios que los jubilados van allí a cobrar la pensión y tienen que cruzar la autovía, los atracarán».

El presidente vecinal, que se reunió ayer con el director de la sucursal, comenta que representantes de Unicaja se reunirán en breve con los vecinos. Además, Antonio Baena, presidente vecinal de la Granja de Suárez, declaró a este diario que «las entidades, están dirigidas por personas, a esas personas nos dirigimos para decirles que no tomen la decisión de cerrar la sucursal».

Fuentes de Unicaja señalaron a La Opinión que las circunstancias económicas «obligan a readaptarse para seguir asegurando actividad y salud financiera» y que la sucursal del Camino de Suárez, 86 se encuentra «a 600 metros» de la que dejará de funcionar el 15 de julio.