Tal vez usted sonría pensando en Garfield, o recuerde de su más tierna infancia las aventuras y desventuras de Isidoro; a lo mejor es usted más afín al incansable Tom, ese felino negro que no para de perseguir a Jerry. Lo cierto es que pese a la cara amable de los gatos más famosos, sus hermanos pobres, los callejeros, no tienen muy buena prensa entre los vecinos de Málaga.

Por eso, el Ayuntamiento se ha reunido esta semana con asociaciones de protección animal para regular las colonias felinas. Lógicamente no se ha hablado de que paguen el IBI ni de que tiren la basura a su hora, ni se les va a preguntar si prefieren el metro soterrado o en superficie, sino de cómo evitar que su existencia se traduzca en un problema de salud pública, como suele suceder, o de impedir que procreen más de la cuenta.

Hasta el pleno del Ayuntamiento ha aprobado recientemente una moción sobre el asunto. Dice con solemnidad el Consistorio que todos los asistentes, amantes de los animales y responsables municipales, mostraron su voluntad de colaborar en la difícil tarea de regular el comportamiento de estos simpáticos animalitos que, en ciertas ocasiones, pierden la calma y regañan a sus vecinos humanos sacando las uñas.

En concreto, se analizaron diferentes aspectos técnicos y jurídicos vitales para desarrollar esta moción, así como las normas de funcionamiento. Entre todo ello destaca que los vecinos del entorno donde se ubicarán las nuevas colonias, o se vaya a controlar y estabilizar una ya existente, deberán dar el visto bueno -no se sabe si tendrán que votar-; y, además, todos los mininos habrán de ser esterilizados, desparasitados y vacunados: el fin es triple: evitar un crecimiento indiscriminado de estos animales y la propagación de parásitos y enfermedades, algo que ya ha ocurrido en alguna ocasión. Por cada colonia habrá al menos tres vecinos responsables. Por ejemplo, tendrán que darles de comer.

El Área de Medio Ambiente ya ha consultado a la Junta que se pronuncie sobre la compatibilidad de la legislación de protección animal en vigor y la existencia de colonias estables de gatos, así como si el Consistorio puede regular esto, algo que parece probable porque también ellos son vecinos de Málaga y muchos presumen de ello. Por ejemplo, seguro que son grandes amantes de los espetos de sardinas.

Podría haber una contradicción, cree el Ayuntamiento, con la normativa vigente pues puede existir un riesgo para la salud pública, la seguridad ciudadana y la protección a los animales. Éstos sólo pueden ser vacunados, por ejemplo, cuando han sido previamente identificados, pero para ello es necesario un microchip que asocie al felino con una persona responsable. Ahora, tres consejerías de la Junta tienen la respuesta en sus manos.

Este asunto pondrá a algunos vecinos de uñas y traerá cola, pese a que la idea es preguntarles antes de emplazar la colonia. De cualquier forma, piénselo: seguro que le gustaría que sus vecinos fueran Garfield o Isidoro. Éstos también son gatos, pero más humildes. Igual hasta hay algún jeque entre ellos.