La segunda torre de la Catedral está dentro de los planes de futuro del Obispado de Málaga, que no descarta que en un futuro se pueda continuar con la construcción del templo, paralizada en 1790 y cuya torre inacabada ha dado lugar a que la Catedral reciba el apodo de «La Manquita».

El obispo de Málaga, Jesús Catalá, apuntó que la construcción de esta segunda torre está ya prevista en el Plan Director que se está redactando para la Catedral de Málaga. El prelado, que ayer participó en el Forum Europa que organiza La Caixa, aseguró que la terminación de la Catedral no es una posibilidad descabellada y recordó que «lo que ya hay construido se hizo en más de 200 años», por lo que restó importancia a que ese plan director se ejecute «en 20, 50 o 100 años. Me daría por satisfecho si se ha terminado en 2070».

El propio obispo de Málaga recordó el caso de la Catedral de la Sagrada Familia, de Barcelona, cuyas obras se retomaron tras varias décadas paradas. Tras 120 años de obra, está previsto que terminen en 2020. Así, Catalá argumenta que este caso muestra que la construcción de Catedrales es un trabajo lento y no debe asustar un plazo de cien años para rematar la basílica malagueña.

No obstante, Jesús Catalá recordó que la construcción de la segunda torre no es la única carencia de la Catedral malagueña, ni siquiera la más importante. Así, afirmó que «faltan muchas cosas» que se incluirán en el plan director para la terminación del templo, como una sacristía, un acceso a las cubiertas o un techo a dos aguas, como contemplaba el proyecto original.

El documento clave para establecer las prioridades de obra en la Catedral es el Plan Director, que está prácticamente terminado y se entregará a la Junta de Andalucía para su aprobación en el último trimestre de este año. Aunque es un plan a largo plazo, disponer de él permitirá acceder a subvenciones para la mejora del edificio.

Juan Manuel Sánchez La Chica, uno de los arquitectos responsables de la elaboración del plan junto a Gabriel Ruiz Cabrero, explicó que el objetivo de este documento es «saber cuáles son los problemas de la Catedral y prever las actuaciones que son necesarias para resolverlos». Uno de los aspectos clave será la continuación de las obras de construcción del templo, que se paralizaron en 1790 después de que comenzaran en 1524 y sufrieran varias épocas sin apenas actividad.

Sánchez La Chica reconoce que la construcción de la segunda torre es uno de los elementos que se incluye en el plan director, aunque no necesariamente es el prioritario. No obstante, recuerda que la torre inacabada «se quedó con una cubierta provisional y luego hay un hueco», lo que aumenta el riesgo de filtraciones de agua al interior.

Son precisamente estas filtraciones el problema más grave del templo. José Manuel Sánchez La Chica cree que la construcción de un tejado a dos aguas sería la solución definitiva para este problema, tras el fracaso de la solución de una sobrecubierta acometida hace cuatro años con la misma forma que las bóvedas y que ya sufre filtraciones. Este tejado se encontraba en el proyecto original de Ventura Rodríguez, del siglo XVIII, y es la opción más eficaz para luchar contra los efectos de la corrosión del agua y las aves.

El Plan Director de la Catedral, no obstante, va mucho más allá de la segunda torre o de la cubierta. De hecho, plantea la terminación del templo, al que le faltan muchos elementos para rematar toda la parte superior y algunas dependencias, entre ellas la sacristía.

Sánchez La Chica advierte de que la torre sur de la fachada no es la única torre que falta en el templo, que contaba con otras cinco torres más en el proyecto original. Cuatro de ellas, denominadas «cubillos», se situarían sobre las puertas laterales con una altura de dos cuerpos.