El movimiento de la población ha tomado una dinámica preocupante en los últimos cinco años. La crisis ha provocado un drástico descenso de los nacimientos en la provincia de Málaga, tendencia que sigue además la que se vive a nivel nacional.

Mientras que en Málaga se registró una caída del 12,4% en los nacimientos de 2012 respecto a 2008, justo antes de la crisis, a nivel nacional se acumula una caída del 12,8% desde ese mismo año. La menor fecundidad y la progresiva reducción del número de mujeres en edad fértil se encuentran detrás de este descenso. Otra de las causas es que el número de mujeres de entre 15 y 49 años -en edad fértil- se ha reducido por incorporarse las generaciones menos numerosas nacidas durante la crisis de natalidad de los ochenta y primera mitad de los noventa.

Sin embargo, lo verdaderamente preocupante es que esta tendencia es coincidente con un incremento de la mortalidad. Los datos aportados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan 12.155 defunciones en la provincia de Málaga en 2012, la mayor cifra de su serie histórica. De hecho, es un 2,8% superior a la cifra de 2008, el anterior techo alcanzado en la provincia.

Esta tendencia también se experimenta a nivel nacional, aunque es más acusada, al crecer las defunciones un 4,99% al comparar las cifras de 2008 (386.324 fallecimientos) y 2012 (405.615).

Además, la esperanza de vida se ha reducido «ligeramente» entre 2011 y 2012, cifrándose en 82,2 años (79,3 años los hombres y 85 las mujeres), con un descenso de 0,2 años en las mujeres.

Estos datos muestran cómo se acercan las cifras de nacimientos y fallecimientos en la provincia, donde la diferencia es de 4.512 personas de crecimiento natural de la población. Sin embargo, esta diferencia es un 30,7% menor que en 2008, cuando el aumento natural de la población fue de 6.502.

A largo plazo esto supone un riesgo para asegurar el relevo de la población, además de contar con un menor aporte de la población extranjera, que se está reduciendo a nivel nacional, y todavía está por comprobar el impacto de las emigraciones de población obligadas por la crisis económica que se vive desde 2008.